jueves, 22 de julio de 2010

Vínculos

Hace poco me preguntaron sobre mis amigos, si tengo muchos o pocos, si me siento bien rodeada, apoyada o si me siento sola, si tengo personas a mi alrededor con las que puedo contar en momentos de dificultad y también de diversión.
Me quedé pensativa y no supe muy bien qué contestar. Sí que tengo amigos con los que me relaciono estrecha e íntimamente, con los que nos comunicamos regularmente y nos ayudamos sin dudarlo, pase lo que pase. De eso no tengo ninguna duda,  pero en ese momento, pensé sólo en 3 en concreto.

La pregunta me despertó curiosidad y ganas de concretar más, de fijarme bien, de profundizar en la observación de qué amigos tengo, además de estos 3 y de cómo me vinculo con ellos. 

Para mí, no hay dos amigos iguales y esa vinculación varía mucho según de qué persona se trata.

Estoy haciendo el ejercicio de observar y observarme. Últimamente he cortado con algunas personas por darme cuenta que su compañía me hace sentir mal. Y en el sentido contrario, he retomado algunas amistades al preguntarme, más allá de discusiones o enfados que hayamos podido tener, qué dice mi corazón y mi corazón dice: quiero a esta persona. Y tal como lo he sentido, he llamado, hemos quedado y así, sin más, lo he dicho.

Recientemente me he encontrado con compañer@s de la Universidad; con colegas de mi antigua trabajo, con compañer@s de la escuela, con amig@s de la infancia. Tras esos encuentros, me he dado cuenta de que suelo conservar amistades a lo largo del tiempo, de mucho tiempo.  Creo vínculos sólidos con muchas personas, vínculos que permanecen con el paso de los años, inalterables aunque estemos tiempo sin vernos o sin llamarnos.

Me siento querida. 

Una amiga me dice que eso me ocurre porque cuido las relaciones. Probablemente sea cierto y también que no sólo yo lo hago, el otro también, porque sino, no se crea ese vínculo, y entonces,  antes o después,  se acaba. 

El eterno equilibrio entre el dar y el recibir, que ocurre de forma simultánea.

Estoy definiendo y redefiniendo mis vínculos, siendo cuidadosa con las personas que quiero que estén en mi vida y sintiéndome cuidada por ellas.

No siempre hay correspondencia. Algunas personas a las que me gustaría tener cerca, se alejan o simplemente desaparecen,  y otras que me tienen sin cuidado quieren acercarse a mí y yo paso.

Creo sinceramente que la amistad o cualquier relación sólo puede mantenerse y prosperar si se la cuida, con amor y ternura, con generosidad y sinceridad, viendo al otro, escuchándolo. Y eso, mutuamente.

Felices vínculos