domingo, 30 de enero de 2011

GRUPO DE FEMINIDAD "CÍRCULO DE MUJERES"




Si estás estresada y no encuentras un momento para ti; si sientes que necesitas parar y recogerte; si te apetece compartir entre mujeres, desde la complicidad y la confianza; si tienes ganas de recuperar tu fuerza femenina y encontrarte contigo misma, este es tu lugar.
Hemos cambiado el formato y, por lo tanto el precio, para que el máximo de mujeres puedan acceder.
¡Te esperamos!
Lydia y Ana


NUEVO INICIO: Lunes 7 de febrero 2011
NUEVO FORMATO: Quincenal
NUEVO PRECIO: 40€/mes


“Cuando un círculo de mujeres se congrega alrededor de un centro es como si rodeara un fuego sagrado. Es el centro lo que hace especial al círculo: el centro invisible que actúa como fuente de energía, de compasión y de sabiduría”
Jean Shinoda Bolen

Grupo de encuentro entre mujeres cuyo objetivo es trabajar todo aquello que nos afecta y nos concierne, para honrar lo femenino y conectar con nuestro poder desde la intuición y la ternura.

Imparten:
Lydia Falcó. Psicóloga. Educadora social. Terapeuta Gestalt
Ana Hernández: Trabajadora Social. Terapeuta Gestalt y corporal

El grupo se reunirá 2 lunes al mes de forma quincenal, de 20.15 a 22.15, a partir del 7 de Febrero 2011 hasta el 27 de Junio 2011

Inversión: 40€/mes

Hablando de México....

Hace ya unos cuantos días que regresé de mi viaje a México y todavía no he escrito nada ni publicado ninguna foto aquí. Resistencias, pereza y, más que nada,  integración, dejar que las experiencias se aposenten y tomen cuerpo por sí mismas, sin intentar analizarlas desde la mente y sacar conclusiones precipitadas y probablemente erróneas. Y lo de tomar cuerpo lo digo en sentido literal.







San Cristóbal de las Casas,  la posada de las Carmelitas (no, no son monjas, son madre e hija con el mismo nombre), la Casa del Pan, La Jungla con sus zumos de frutas y los maravillosos tacos, el Tierra Adentro y su pesebre con el niño Jesús con pasamontañas de rebelde (estamos en Chiapas, territorio zapatista en rebeldía al mando del Sub-Comandante Marcos), San Juan Chamula con su iglesia sin altar ni sacerdote,  donde la gente se confiesa ante un espejo y realiza sus propias ceremonias de sanación con sacrificios animales (las gallinas concretamente harían bien de buscarse otro pueblo para vivir), y donde las ovejas llevan bozal para no ir a la cárcel si se les ocurre comer del prado del vecino; Zinacantán y las tortitas de maíz negro, rojo, amarillo y blanco (¡a que no sabíais que hay maíz de tantos colores!); el cañón del Sumidero, altos muros verticales desde donde los zapatistas se tiraban al vacío para no ser apresados;  los cocodrilos y las iguanas doradas (bueno, vimos sólo una y aún me estoy preguntando si no era de cartón para enseñar a los turistas; los cocodrilos eran de verdad, los vi moverse); la montaña de Don Lauro, chamanismo, tierra, tambores, árboles, mensajes, ritmo, sagrado, Pachamama; Chiapa de Corzo, iglesia con regalitos colgando del techo y el colorido mercado.









Palenque, selva, ruinas, cabañas, artesanía,  hormigas que queman, vegetación, abundancia, misterio, rituales, payasos, monos rugidores, cascadas, saltos de agua, azul turquesa, más selva...














Y etapa final. ¡EL CARIBE!
No sin antes haber hecho un trayecto nocturno de 12 horas en autocar, con un retraso de 4 horas sobre el horario previsto. Poco a poco me fui acostumbrando a ese ritmo en el que el tiempo parece ser de goma; fui entendiendo y aceptando una actitud de vida tan simple, tan de cajón, tan obvia, que es como una patada en el culo de nuestro civilizado mundo occidental en el que hemos perdido la medida, los latidos de nuestro corazón, de la naturaleza, y por eso necesitamos hacer terapia.
Hay lo que hay: ¿retraso de 4 horas?       Retraso de 4 horas. Ponte como quieras, el retraso es de 4 horas.

El retraso valió la pena:










El paraíso.

Primero compartí cabaña con una compañera (Saludos a mi Rous desde aquí, querida espejito). Días más tarde ella se fue y me cambiaron a una individual: la nº 13, la primera de la playa (foto más arriba). Auténtica cabaña de troncos y suelo de arena. Sin preocuparme por si entraba tierra en casa...o más bien sí, ya que la segunda noche empezó a soplar un viento huracanado que venía del mar y llenaba la cabaña de arena, de esa finísima y blanca arena del Caribe. Muy bucólico, me sentía Robinson Crusoe.... y muy incómodo. Esa noche dormí masticando tierra y temí despertar medio enterrada en mi cama....Sí, estoy exagerando, pero la corriente de aire era real y la arena que entraba también, por muchos pareos y toallas que pusiera para intentar frenar la invasión. El día que me fui, al despedirme en recepción (gran palabra para la cabaña caótica de la organización), me preguntaron que qué tal había estado en la nº 13. "Cuando hace buen tiempo....." y ellos terminan la frase: "es la mejor". Sí, reconozco y sigo: "pero cuando hace mal tiempo..." (con un tono de reproche)....."es la peor", responden ellos, con una sonrisa condescendiente. Y siguen: como todo el la vida, ¿no es cierto?
Ahí queda eso, ¡a integrar!

Playa, sol, las ruinas de Tulum a 10 minutos caminando, trabajos, fuego en la playa, chistes, guitarra, risas, estrellas como nunca antes había visto (0 contaminación lumínica) y alguna que otra estrella con pinta extraña y movimientos todavía más extraños......lo vamos a dejar aquí...

Baño en un cenote, agujero hecho por un meteorito, lleno de agua, un agua fresca, limpia, transparente y con un fondo de unas algas preciosas de un verde espectacular. No es que el agua sea verde, es el fondo que trasluce de lo limpia que está. En medio de la selva.....



 Y, rápidamente, demasiado rápido a mi gusto, transcurrieron los 15 días.
Llegó el día de la marcha. Quedábamos pocos: así como unos llegaron antes, otros nos fuimos después.
Nuestro paraíso está a 150 km del famoso Cancún y mi vuelo salía desde ahí. Lunes 10 de enero a las 12.45 Cancún- Atlanta y  Atlanta-Barcelona, para llegar el día 11 por la mañana a casa. Todo bien planeado: descanso y adaptación del jet-lag el día de llegada y al día siguiente. Jueves, a trabajar, 8 horas de clase.

Como una bofetada recibí la noticia de la cancelación de mi vuelo por mal tiempo en Atlanta. No se preocupe señora, aquí tiene su nueva tarjeta de embarque, la hemos rerutado, vía New York, el 12 de enero!!!

No, imposible, yo no puedo llegar el día 13, ese día trabajo y es algo importante. Me peleé como una jabata, llamé a la compañía y finalmente logré un pasaje para el día siguiente, el 11 en vez del 12.

Ya me véis visitando Cancún. Primero, un hotel para pasar la noche. El primero que encontré frente a la estación de autobuses del pueblo de Cancún. La ducha de agua caliente, tras 6 días de ducha de agua fría, fue una bendición. Me pude sacar la arena acumulada de encima.
Y ya que estoy aquí, no voy a perder la oportunidad de ver con mis propios ojos el famoso Cancún.

Cancún:









La playa y el mar, preciosos. La costa, con kilómetros y kilómetros y kilómetros de hoteles y apartamentos, uno al lado del otro, sin espacio ni para acceder a la playa desde la calle. Sólo unos pocos pasos públicos para los que no están en esos hoteles.
Me encontré atrapada en la playa, sin encontrar una salida. Se hizo de noche, estaba sola en aquella inmensidad de arena y agua, con moles de hoteles de superlujo barrándome el paso de mi libre albedrío.
Hasta que me harté. Salí por la puerta principal de uno de ellos, colándome entre los colchones de la playa (lo llego a saber antes y duermo aquí en vez de pagar un hotel), jardines maravillosos, piscinas increíbles hasta alcanzar el edificio y salir por uno de esos inmensos y lujosísimos halls con plazoleta para los coches delante, como en Hollywood.




Y tras esa visita turística, unas compras de última hora y la larga caminata por la playa de Cancún, regresé a mi hotel y me acosté tempranito, dispuesta a volar hacia casa al día siguiente.
Y aún con mucha suerte, así fue. Salí de Cacún con chanclas de flores en los pies y calor en el corazón para enfrentarme al frío de los USA; nieve en las pistas del aeropuerto y hielo en las personas empleadas del aeropuerto Kennedy. Bordes a más no poder esos yankees...
Al día siguiente cerraron NY. Y hasta 3 días más tarde no lo abrieron....pero yo ya estaba en casa, disfrutando de un hermoso jet-lag que me ha durado más de una semana y de una resaca de vida de la que, afortunadamente, aún no me he recuperado y de la que espero no recuperarme nunca.

martes, 18 de enero de 2011

Lisa Gerrard - 'The Valley of the Moon'



La voz de Lisa Gerrard, que conocí gracias a una de las canciones más bellas que nunca he oído, la del final de la película Gladiator, me sumerge ahora con este "Valley of the Moon" en las profundidades de mí misma.

Probad a escucharla cerrando los ojos y en actitud meditativa y ya me diréis....