sábado, 17 de septiembre de 2011

Papá cumple 90 años

Ayer mi padre cumplió 90 años. No se enteró mucho, la verdad. Cada vez que aparecíamos alguno de sus hijos o nietos por la puerta para pasar la tarde con él y felicitarlo, preguntaba el porqué. Y cuando le repetíamos, una y otra vez, que era su cumpleaños, hacía cara de sorprendido (lo estaba realmente) y preguntaba: ¿Cuántos cumplo? 90 Papá, 90....
¿90?? No puede ser, decía él con cara de espanto. Quién me lo iba a decir....Nunca me hubiera imaginado vivir tantos años. ¿Ah no, papá? ¿Y a qué edad creías que morirías? Pues no sé, nunca pensé en eso.

Claro que no, Papá, nunca pensaste en eso porque has sido un niño eterno, un Peter Pan. Y ahora, con ese alemán que te vuelve loco, ese Alzheimer, aún pareces más niño que antes.

Mi hermana me decía ayer que no entendía cómo nuestro padre, que siempre ha comido lo que le ha dado la gana, sin cuidarse nada de nada - a mí no me deis nada verde, que no me gusta- , que se ha metido entre pecho y espalda cantidad inhumanas de dulces -especialmente de nata-, y que ha fumado, hasta casi los 80 años, más de 2 paquetes diarios de cigarrillos, puede estar tan sano físicamente. Y yo le contesté que siempre he dicho que Papá es un extraterrestre con una flor en el culo.

Hace pocas semanas murió un conocido, ya mayor aunque más joven que mi padre, de cáncer de colon. Nunca había estado enfermo y, en la primera ocasión, se va al otro barrio. E historias como esa, las que queráis.

Mi padre ha tenido una angina de pecho y un infarto, del que nos dijeron que no saldría; le encontraron un tumor en el colon y nos dijeron que no le hacían biopsia dada su avanzada edad porque seguro que era un cáncer: era benigno y le extirparon parte del colon por nada; piedras en la vesícula que también diagnosticaron como otro cáncer. Este invierno se cayó y se rompió el brazo. Decidieron no operarlo, una vez más por la avanzada edad y nos avisaron que, sin operación, nunca recuperaría la movilidad: la ha recuperado del todo.

Por no hablar del Alzheimer....este último mes de agosto, por poner un ejemplo, mi madre me llamó a las 3 de la madrugada para que fuera a su casa urgentemente ya que mi padre estaba gritando sin parar por querer ir al baño y no poder levantarse de la cama. Una vez allí, con gran esfuerzo (mide casi 1.90) logré ponerlo en pie. Tardamos 20 minutos en llegar al baño, casi no podía andar, parecía que se le hubiera olvidado.
Contratamos a una persona para ayudar a mi madre durante el día, para que lo ducharas, lo cambiara, le ayudara a vestirse y lo acompañara a pasear, aunque fuera unos pasos en la calle y que le diera el aire; incluso estuve mirando centros de día.
Ayer despedimos al chico. Mi padre vuelve a hacerlo todo solo sin problemas, incluso ducharse, vestirse y todo lo que le da la gana. Él mismo (el chico) nos dijo que se sentía inútil y que le sabía mal cobrar por estar ahí sentado sin hacer nada.

¿Alguien duda de que mi padre es un extraterrestre con una flor en el culo?
Genio y figura

sábado, 10 de septiembre de 2011

Palabras, sensaciones y cosas similares

El otro día pensaba en la impecabilidad, hasta creía haber escrito sobre ello y no, compruebo que no es así. Es igual, de lo que quiero escribir hoy no es de ello, aunque creo que algo tiene que ver.

Me pasa a menudo que tengo sensaciones, sentimientos, emociones, tal vez la palabra sea "intuiciones", que no puedo expresar con palabras porque no logro transmitir con ellas lo que pasa en mi interior. Me veo impotente de hacer entender al otro lo que me está pasando, aunque para mí es una certeza que no puede rebatir  ni la más brillante disertación intelectual. Ante un conflicto o una discusión, me quedo muda, sin argumentos para exponer lo mío por esa incapacidad de llevarlo a lo mental. Pero es que, además, no quiero "razonarlo", porque no hay nada por razonar, es así, lo siento, lo percibo....y no puedo hacer nada con ello para defender lo mío.

No pretendo tener la razón, ya que la misma palabra "razón" indica algo que nada tiene que ver con lo que a mí me pasa. Simplemente lo siento en las tripas y es una certeza.

Me pasa continuamente. Cuando no hay discordia con nadie, pues nada, perfecto, adelante con lo mío, pero cuando sí la hay, ahí viene mi impotencia y frustración por no poder ser "impecable" en la transmisión de lo que siento, lo cual me lleva a callarme y tragarme el razonamiento del otro, sintiéndome fatal. Muchas veces, cuando eso ocurre, acabo por distanciarme de esa persona por sentir que no puedo hacerme entender y con la intención de dejar de sentirme mal por ello.

A lo largo de los años he ido comprobando que mis sensaciones son certeras, aunque me han llevado en muchas ocasiones a problemas y conflictos. "Eso" que a mí me pasa, con el tiempo, lo ven todos y, en más de una ocasión, a toro pasado, me han venido a decir que yo había acertado, pero que no había nada a la luz de las circunstancias que indicara en modo alguno que así era.

Cosas que me pasan......



lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Razones o corazones?

http://www.elpais.com/articulo/portada/Razones/corazones/elpepusoceps/20110904elpepspor_7/Tes

No os perdáis este artículo de Xavier Guix

Maya y la Meditación



Cuando inicié este blog, hace ya algunos años, estaba empezando un proceso personal que sigue vigente. Descubrir a Maya, ver a través del velo, incluso poder apartarlo para contemplar lo real es un trabajo de toda una vida, sino de más.
Mi proceso ha atravesado diferentes etapas, con diferentes maestros y tendencias. Todo ello ha aparecido en el momento oportuno y ha significado un paso más en el viaje.

Hasta ahora era evidente que lo que más mella ha hecho en mí es la terapia Gestalt, que se ha convertido en mi profesión. Visto en retrospectiva, no podía ser de otra manera: para mí, no sólo es importante ver para creer, como Santo Tomás, sino experimentar para saber.

La Terapia Gestalt consiste en darse cuenta de uno mismo, ir desvelando los mecanismos de defensa (neuróticos), las reacciones automáticas que constituyen nuestra coraza para evitar que nos hieran, esos patrones de conducta que ponemos en marcha sin ser conscientes de ello. Una vez conocidos, podemos evitarlos e instaurar nuevos patrones decididos por nosotros. En resumen, se trata de conocer el programa que tenemos instalado y que nos conduce a Error para eliminarlo y elegir otros desde nuestra libertad y responsabilidad.

En las distintas formaciones que he ido desarrollando en el ámbito gestáltico (terapia corporal, eneagrama), hay otra disciplina, podría decirse que "transversal", por ser común a todas ellas: la meditación.
Llevo años meditando, ahora sí, ahora no. He pasado temporadas meditando prácticamente cada día, 20-30 minutos y luego meses sin hacerlo. Meditar era algo que, aún sabiendo que me beneficiaba, no lograba instaurar en mi vida de forma regular.

Desde hace unos meses esto ha cambiado. Todo llega, y actualmente medito cada día 1 hora, al menos una vez al día, a veces dos. Actualmente es una necesidad, ya no es una obligación o algo que sé que me va bien y que no logro hacer. La meditación, en este caso la meditación Vipassana, me ayuda a ver a Maya todavía con más claridad, en estos momentos incluso más que la terapia.

No es, como muchos creen, un momento de desconectar de todo. Los inicios de la meditación son difíciles, y si no, probad simplemente a sentaros con los ojos cerrados sin hacer nada durante 15 min., ¡sin dormiros, por supuesto!, sino estando atentos y presentes a lo que ocurre en vosotros: pensamientos, emociones, sensaciones, reacciones corporales. La Meditación Vipassana propone darse cuenta de todo ello, sin reaccionar, permaneciendo en la quietud y en la observación. Siéntate y observa.

Aparecen todos los demonios, todos los mecanismos neuróticos, todas las tensiones corporales, todos los pensamientos evitativos y obsesivos, todos los miedos y emociones diversas. Obsérvalo todo y no hagas nada.

La meditación es una de las herramientas más poderosas que conozco para conocerse, para ir limando el ego, para sanar, para abrirse a otras realidades, para liberar energía estancada y tensiones, para conectar con nuestra fuerza y con nuestra creatividad, con nuestro propósito, y, desde luego, para abrir el corazón.

Con la meditación, poco a poco va cayendo nuestra coraza y Maya se va desvelando, para dar paso y dejarnos entrever lo que somos verdaderamente todos: seres de luz.