jueves, 30 de octubre de 2014

DENISE













Es mi madre, la que me parió, la que me crió, la que me educó, la que me enseñó, la que me ayudó, la que me amó.

Se ha ido, de repente, sin molestar, sin avisar, sin despedidas, sin poderle dar un último abrazo, un beso siquiera.

La abracé y la besé mientras yacía rígida y fría en el suelo de su habitación.

Se ha ido discretamente, tal como vivió.

Se ha ido tal como quería, en casa y sin sufrir, el tiempo de un suspiro.

Mamá, descansa, descansa mucho. Has trabajado toda la vida, sin desmayo. Sabemos que ya no podías más, que deseabas reunirte con tu querido hermano y con toda tu familia lo antes posible.

Vuela Mamá, visita tu París querido y fúndete con la Luz.

Imprégnanos de tu Amor, de tu sencillez, de tu elegancia, de tu discreción, de tu inteligencia.

Gracias por regalarnos un año y medio de tu vida que ya no deseabas.
Gracias por ser mi madre. Ha sido un privilegio y me siento afortunada por ello.
Gracias por tus desvelos, por tu amor, por tantas cosas que sería interminable decirlas todas.

Y finalmente Mamá, y por sobre todas las cosas, GRACIAS POR LA VIDA.





miércoles, 11 de abril de 2012

"Cómo hacerte saber" de Mario Benedetti...



Cómo hacerte saber – Mario Benedetti

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el por qué de los niños tiene un porqué.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.
Cómo hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida…

lunes, 27 de febrero de 2012

Carta a Sara

No hace ni 3 horas que te has ido a iniciar una nueva aventura en tu vida y ya te echo de menos.
No eres ni la primera ni la última hija que se va al extranjero a vivir, pero eres la mía, mi niña preciosa y querida.
Me siento afortunada de ser tu madre. Más allá de tu belleza interior y exterior, más allá de ser mi hija y por tanto, sentirme vinculada a ti desde las entrañas, hay algo más, imposible de definir si no es desde el alma.

Eres una mujer sana, adulta y niña a la vez, como debe ser, con tus imperfecciones aceptadas, con una inteligencia que me sorprende, con una bondad sin límites y un corazón inmenso.

No tengo palabras en estos momentos, sólo lágrimas, de tristeza y alegría, de añoranza y esperanza.

Buen viaje Sara, buena experiencia, y que los astros te acompañen en tu nueva experiencia vital.

Tu madre

martes, 3 de enero de 2012

La Garganta del Dragón


La Garganta del Dragón

 
I


Son hondos mis días de sol y luz. Son hondas mis noches de agua y luna. Me encuentro sentado, con las piernas cruzadas, en una habitación octogonal, que mi abuelo construyó y en la que puso fin a sus días, a los 81 años de edad. En cada una de sus paredes, se encuentran inscriptos los ocho signos básicos. En una pequeña mesa circular, frente a mí y en una suave hoja de papel, están los ideogramas que mi antepasado dibujó con mano anciana e imparcial y que contienen el Enigma que dejó como herencia y esperanza de que alguien, en alguno de los confines del Recto Imperio, lo descifre.
Yo tu nieto, hijo de tu hijo, calígrafo, poeta, aficionado a la pintura de paisajes y al wei-chi, he emprendido la tarea imposible. Me aguarda el secreto de los números, de los signos y de los símbolos, los anuncios que en los sueños se presentan, el combate entre el Yin y el Yang, los secretos de lo oculto y los misterios del Cosmos del que somos su reflejo.
Hombre de corazón puro, Maestro de la Sociedad del Loto Blanco, Comentarista de las Extensas Discusiones En La Sala del Tigre Blanco, mi abuelo me inició en la exégesis y hermeneutica de las Obras Venerables, el I Ching, el Tao Te Ching, el Tai I Gin Hua Dsung Dschï y muchas otras.
Lloré largamente su muerte, sin comprender porqué eligió ese camino. O quizás siempre lo supe y no he querido recordar un llanto más profundo y desgarrante... Hace dos años me encontraba en la Liu Li Tschang, buscando algún ejemplar antiguo del Guan Yin Tsé. Mi hijo de cinco años corría con la cometa que le había obsequiado dos días antes. Súbita e irreparablemente, un carro fuera de control lo atropelló y acabó con su vida. El dolor y la pena oscurecieron mis días. Mi esposa se marchitó en la tristeza. Mis padres dejaron de cultivar en su jardín las flores de rojo intenso. Mi abuelo construyó el Octógono y allí se encerró hasta su eclipse, acaecido nueve meses atrás.
¿Porqué le habré regalado a mi hijo, la cometa que me diera el anciano de 77 años? Habíamos emprendido con mi esposa, en mi trigésimo segundo cumpleaños, un viaje para conocer La Garganta del Dragón. Nos detuvimos en el Pueblo de Aguas Blancas, donde ayudé a un anciano que había tropezado y caído. Al despedirnos me regaló una cometa con el dibujo de un círculo, en cuyo centro y de un fondo oscuro, emergía una brillante luz diáfana. La rodeaban, bordeando la circunferencia, ocho caballos alados. Al volver se la dí a mi pequeño hijo para que jugara con ella.
Si acaso llega a vuestras manos, este breve relato, estas confesiones, amable lector, temo me reprocheis haberme extendido en temas íntimos que solo a mi conciernen, descuidando mi objetivo: descifrar el Enigma.... "A los 40+41 años floreció el Loto Blanco. Los números son hilos que el Tao entreteje. Quien quiera alcanzarlo, deberá anularlo. Entonces se unirán los trigramas. Y en el No-Tiempo la Rueda del Tiempo girara 45 veces."
He aquí el texto del Enigma que escribió mi abuelo antes de poner fin a sus días. Avanzaré con pasos pequeños, pues debo llegar lejos. Loto Blanco es una referencia directa a la Sociedad a la que perteneció. Florecer, es sinónimo del emerger de algo latente en determinado momento del tiempo. Entonces resulta:"A los 81 años ha florecido lo que aprendí en la Pai- Lien-Huei". ¿Pero porqué habrá dividido su edad de ese modo? 40+41 es igual a 81. La suma de sus dígitos es 9, uno de sus submúltiplos. Los dígitos de 40 y 41 también suman 9 años. Invirtiéndolos son 04 y 14 cuya suma es 18, inverso de 81. Y el número 45 de cuyos dígitos resulta el 9, que con los de 40 y 41 suman 18, inverso de 81.
Pasan las semanas y me entrego a un juego de espejos que se multiplican e invierten. Combino en todas sus variaciones los números y obtengo más y más números en un vértigo que me captura y me arrastra a un abismo sin fin. No logro avanzar en mi propósito y mi inquietud aumenta. Mis sueños se pueblan de un intenso erotismo y me despierto con el ánimo sombrio y pesado. Camino por la habitación invadido por la ira y la decepción. He roto el equilibrio entre el Yang y el Yin y éste ha emergido arrollador e ingobernable.
El miedo comienza a acechar mis jornadas, hasta que en cierta madrugada, me despierta el sonido de los truenos que anuncian la llegada de la lluvia. Vuelvo a dormirme y sueño con mi abuelo, vestido con un traje de ceremonias amarillo oscuro que lleva bordado el número 81. En la palma de su mano izquierda, sostiene una moneda de contorno circular, con un hueco central de forma cuadrada y con un sinnumero de inscripciones en su parte sólida. Y junto a su pie derecho el Tao-Te-Ching. Es el Schen de mi antecesor, que desde lo invisible me trae un mensaje.
El número 81 es una alusión simbólica al equilibrio que debe mantenerse entre El Cielo y La Tierra. Me he dejado llevar hasta el límite por Hun y entonces ha surgido desde lo más profundo las fuerzas de Po, que han exaltado y ensombrecido mi corazón. El mensaje es claro. Yo, mediador en la Gran Tríada debo mantener la armonía entre Kien y Kun para no perturbar el Cosmos y sumir en la desdicha a los Diez Mil Seres. He obrado en forma imprudente y me he alejado del Tao. He pagado el precio por la impaciencia y el deseo.
 
 
II
El signo Dui comienza a presidir mis días. Me entrego a una vida sencilla, quizás ociosa, en la que se alternan la fragancia del té y el sabor del arroz y los vegetales. Mi mente se mece suavemente y comienzo a prestar atención a la mesa que está frente a mi, hecha de madera sin pulir, firmememte asentada en el piso, de donde parece emerger como una brizna de hierba primaveral. En su centro y en relieve está el ideograma Tao y bordeando su circunferencia los ocho kua. Por un momento pienso en su belleza, nacida de la simplicidad: como el mensaje del sueño, que aún no he develado en su totalidad. Falta comprender su aspecto Yang: el Tao-Te-Ching junto al pie derecho. Debo mantenerme receptivo, para que la solución llegue sin anunciarse como la suave brisa de otoño.
Así los días y las noches se convierten en un valle perenne, sereno y silencioso. Y en el agua cristalina del ahora, sin antes ni después, comienzo a sentir un calor tibio que por momentos crece y comienza a concentrarse en mis ojos produciéndome un leve dolor acompañado de una vibración en mi cuerpo, extraña e inhabitual. Siento que la fuerza de mi Chi se debilita y escapa, como si una brecha se hubiese abierto en el círculo de mi piel. De improviso una intensa luz blanca inunda la pared que corresponde al signo Gen y veo a mi abuelo y a mi hijo vestidos de azul oscuro, dejando correr las hojas de los 81 capítulos deteniéndose en los números 04, 14, 40, 41, 45 y 54. La luz comienza a desaparecer lentamente. Mi cuerpo se sacude e inspiro profundamente. Gradualmente recupero la fuerza del Chi y una serenidad como la superficie de un lago en reposo de adueña de mi.
Nostálgico e insomne leo los capítulos que me han llegado, deteniéndome en algunas frases que vibran en mis oidos, como si otro las estuviese leyendo. "Lo bien abrazado no será arrebatado. El Tao está oculto y carece de nombre. Es como un abismo sin fondo del que ha surgido todos los seres. El retorno es su movimiento. La quietud pura es su regla. Si para dirigir la existencia de hoy, te adhieres a la Via de la Tradición Antigua, podrás conocer el origen primordial. A esto se llama desenredar el hilo del Tao"
Pero como seguir la Via? Ya ha pasado un año y no he logrado avanzar en el Sendero de los Diez Mil Pasos. Quizás he ido hacia el Enigma y al hacerlo no he dejado que éste venga a mí. Me ha impulsado la acción, el deseo y la voluntad. He descuidado la regla fundamental. La Wu-Wei. Un nuevo camino se abre para mí. No recorrer el Camino, dejar que el Camino me recorra a mi. Sólo entonces el movimiento surgirá.
 
 
III
La montaña se sostiene a si misma. Ni el viento, ni el Sol, ni la Luna la conmueven. Todo lo recibe, lo anuda y lo guarda. Así pasan mis días, idénticos a sí mismos. Mi memoria se convierte en un río cambiante donde se suceden los recuerdos de mi vida, a veces suaves, a veces punzantes. Y comienza a latir una imágen rítmica y constante, como el martillo percute la superficie del metal. Es la del Anciano, entregándome la cometa donde surge brillante, la luz diáfana emergiendo de las sombras. La Flor de Oro del Gran Uno.
La Vía comienza a recorrerme, sólo debo prestar mi cuerpo a sus designios. Po y sus oscuros apetitos tendrán que ser dominados y así tendré suficiente agua, fuego y tierra para gestar el fruto santo.Albergo la esperanza de lograrlo, pues mi vida estuvo siempre regida por la justa medida y el recto gobierno de las pasiones. De no ser así, estaré perdido para siempre en el mundo de las nueve tinieblas. Por eso deberé ser cuidadoso y seguir las instrucciones del patriarca Lü Dsu, así como la hierba se inclina sometiéndose al viento. "Si el hombre erróneo, usa el medio correcto, el medio correcto actúa erroneamente", enseñaba mi abuelo. Ahora sabré si soy digno de entrar en la Gran Casa reservada a los Hsien. El eterno espejo de Los Cielos reflejará mis acciones y guiará mis pasos. A él me he de confiar.
 
 
IV
He trazado el círculo mágico a mi alrededor y sentado derecho con las piernas cruzadas, comienzo la contemplación. Ya no escucharé el susurro del viento en las hojas de los árboles, ni veré el vuelo de pájaros en los cielos. Ahora estoy en mí.
Corazón y respiración deberán complementarse como peces silenciosos en su danza nupcial, pero cuando se juntan Cielo y Agua surge el peligro: la somnolencia. Entonces camino por la habitación hasta que la claridad retorna a mis ojos. A veces, cuando bajo los párpados, llegan los recuerdos de mi casa natal y me distraigo rememorando sus jardines y sus sombras, la tela donde con finos pinceles mi padre dibujó los nueve dragones sin cabeza que reflejaban su carácter, las túnicas de seda cruda y el rostro de jade de la pequeña estatua de Huang-Ti, El Emperador Amarillo, que mi abuelo reverenciaba, el kuan en la montaña donde meditaba en las cálidas noches de verano...Y comienzo a sentir mi corazón latir deprisa, alejándose del centro amarillo. Debo vaciar mi mente y retornar al camino de la Gin Dan, guiado por el justo ritmo de la respiración.
Semanas después, a poco de haber retomado la contemplación, comienzan a presentarse pequeñas llamas de luz ante mis ojos, cálidas y ardientes. Sus formas múltiples empiezan a cautivarme. Luego siguen cojuntos de colores a veces Yang, a veces Yin, que se mezclan azarosamente entre sí, creando extrañas figuras. Y veo acercarse a Fu-Hsi junto al Caballo Dragón que lleva en su lomo los puntos blancos y negros del Ho-Tu, a Lao-Tse montado en su búfalo negro, al Rey Wen portando los tallos de milenrama; a Kung-Tse con el Chi Ching en su mano; a Tse-An volando sobre una grulla amarilla y al venerable Lü-Dsu irradiando llamas de fuego. Estoy en la Tierra de la Fascinación, que me atrae hacia sí, como los brazos de la mujer amada. Con resignación y pesar vuelvo a vaciar la copa de mi mente. He de retornar al Recto Sendero.
 
 
V
Otro año ha pasado desde que comenzó la Vía. El día se presenta bajo el signo auspicioso de lo Creativo. Desde las primeras horas de la mañana, siento el cuerpo liviano como una pluma, mi mente lúcidad y vacía como un recipiente que a la vez todo lo guarda y nada contiene. Lentamente mi pulso se va deteniendo y apagándose mi respiración. Mi cuerpo entero se vuelve brillante como si estuviese hecho de jade y diamante. Entonces comienzo a flotar en la habitación como una nube que reposa en el cielo. Sin afuera ni adentro, todo en él es vaporoso, vacío y pleno. El sentido ha llegado, el Enigma descifrado.
Sin prisa ni temor, presiono con el pulgar el ideograma en relieve en el centro de la mesa circular. Y se corren las ocho paredes del Octógono, dando lugar a ocho espejos pulidos y eternos. Ante mi júbilo y mi horror, devuelven mi propia imagen. Es la de mi abuelo, de 36 años, vivo y genitor. Ahora yo soy tú abuelo, tu eres yo. Engendrarás a un hombre, que generará a un varón, que engendrará a tu bisnieto....Jamás le daré a él, la cometa que algún día me obsequiará, el Anciano del Pueblo de Aguas Blancas en La Garganta del Dragón.
 
 
Carlos Fleitas
Dos libros han sido la fuente de inspiración de esta narración breve:
-"El Secreto de la Flor de Oro" Editorial Paidós Buenos Aires 2da edición 1972.
Traducción de Richard Wilhelm y Prólogo de Carl Gustav Jung.
-I Ching El Libro de las Mutaciones Editorial Hermes Sudamericana 1995 Mexico.
Versión con comentarios de Richard Wilhelm.
Las citas del Tao Te Ching han sido tomadas del libro
-Tao Te King de Lao-Tse. El Taoismo y la Inmortalidad.
Versión y Estudio de Antonio Medrano.
Biblioteca Fundamental Año Cero. Editorial América Ibérica S.A. Madrid 1994.

Recibido de la lista de correos: UNIFICACIÓN YUG

"Celebra cada momento"

"Celebra cada momento"