Es, sencillamente, una manera de estar más en contacto con la plenitud del ser, a través de un proceso sistemático sobre uno mismo, de observación, indagación, de recuerdo de sí y de vivir con conciencia. Para practicarla no hace falta que seas budista ni que sea un yogui. De hecho, si sabes algo de budismo, sabrás que lo más importante es ser quien eres y no tratar de ser nada que no seas. Se trata de estar en contacto con tu naturaleza más profunda y dejar que fluya de ti sin impedimentos. Es decir, vives conscientemente en el libre flujo de la vida que se despliega en momentos. Esto tiene que ver con despertarse y ver las cosas tal como son. No hay en ello nada frío, analítico o desprovisto de sentimientos. El tono general de la práctica de Vipassana es suave, apreciativo y cuidadoso. Otra forma de describirlo sería “con corazón”.
Dhiravamsa
2 comentarios:
Me gusta todo lo que estás publicando Ana, hay dias que te leo y me hacés sentir mucho mejor.
Gracias por compartirlo, de verdad, me encanta.
un beso enorme!
Gracias por leer mis publicaciones Monik, ese es mi mundo, mi profesión, mi vida y mis maestros. Me alegro de que te sirva.
Un abrazo grande
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