domingo, 16 de marzo de 2008

Adiós amor, adiós



El fin de semana pasada cerré un importantísimo capítulo de mi vida, coincidiendo con los 50 años. Para poneros en antecedentes, un breve resumen de la historia:

Conocí al que fue mi marido a los 16 años y nos enamoramos como lo que éramos, adolescentes. Nos casamos años más tarde y tuvimos dos hijos. Convivimos durante 19 años como matrimonio y soñábamos con envejecer juntos. No podíamos concebir la vida el uno sin el otro. Queríamos morir juntos para no sufrir la pérdida. Nuestros hijos son fruto del amor y del deseo.
Desgraciadamente, las cosas no son siempre como planeamos y hace 9 años decidí separarme, sintiéndome muy infeliz y desgraciada en mi vida con él. Al poco tiempo él se casó otra vez y tuvo una niña que actualmente tiene 5 años. Yo no he vuelto a tener una pareja estable.
Hace dos años, en enero 2006, murió repentinamente, de un ataque al corazón, con 49 años (curioso, ya soy más vieja que él). Su mujer no tocó nada de la casa, guardando la urna con las cenizas con ella hasta que hace un año aproximadamente conoció a otro hombre con el que convive. Hace dos meses decidió deshacerse de todas las cosas de Alberto, pidió a mis hijos que se llevaran lo que quisieran. Ese día mis hijos aparecieron en casa con la urna de su padre que quedó encima de un estante del salón de mi casa.

Me quedé muy descolocada y me entró mucha angustia al ver la urna. Yo aún no la había visto y saber que el que había sido mi marido, alto, fuerte, guapo, lleno de energía y queriéndose comer el mundo, estaba ahí metido convertido en cenizas me remitió inevitablemente a la fragilidad del ser humano, a la finitud, a la impermanencia, a la inutilidad del orgullo y de la prepotencia, de creernos la ostia, para acabar metidos en una urna hechos polvo, o en un nicho, o en una tumba bajo tierra comidos por los gusanos, esos seres vivos tan insignificantes y que solemos despreciar pero que al final pueden llegar a ser el último destino de este vehículo que es nuestro cuerpo.

En definitiva, conecté con mi propia muerte, con mi vulnerabilidad y con el dolor de su desaparición.

Como ya he dicho mil veces, no creo en las casualidades y sí en las causalidades, en la energía que rige nuestras vidas aunque no nos queramos enterar. Si la dejamos actuar, las cosas se ponen en su sitio de forma natural, que muchas veces va en contra de lo que social, cultural y educativamente hemos aprendido.

Decidí observar, observarme y dejar que las cosas sucedieran. Si Alberto había vuelto a casa, aún en forma de cenizas, por algo era. A lo largo del tiempo que ha estado en casa he pasado por diferentes fases: al principio, como he dicho, angustia; luego aceptación e incluso alegría. Me explico: a pesar de haber sido yo la que me quise separar, me di cuenta de que nunca había dejado de sentirlo mi marido, él y yo seguíamos unidos más allá de las apariencias. El hecho de que ella haya rehecho su vida sentimentalmente hablando en tan poco tiempo, que yo no haya tenido ninguna otra relación y que ella se haya desembarazado de la urna hasta acabar en mi casa, me estaba diciendo algo que yo no acertaba a entender. Finalmente, hablando con un amigo, lo vi claro: Alberto estaba donde tenía que estar, todo estaba en su sitio. ¿Todo? no, todo no.

Yo esperaba que alguien tomara la decisión de hacer algo con las cenizas. Ella no. Se había auto-descartado. ¿Las hermanas de Alberto? no parecían tener ninguna intención de hacer nada y además no tenían la urna. ¿Mis hijos? Sí, yo esperaba que mis hijos tomaran la iniciativa, pero no la tomaban. Nunca me planteé tomarla yo, yo era la que se había separado por lo que me auto-excluí directamente de cualquier cosa que hiciera referencia a él, incluso del dolor. Me negaba el derecho a llorar y sentir dolor por su muerte, como si no me tocara, como si no me afectara.

Hace dos semanas empecé a sentir que las cenizas tenían que salir de casa, que me pesaba su presencia, sentía una energía bloqueada en mí, en él, en mis hijos, en todos. Me fío mucho de mis sensaciones corporales e intuitivas y me dejo llevar por ellas. Hablé con mi hija, le pregunté a qué estábamos esperando. Me di cuenta de que no había intención, ganas ni impulso para hacer nada.

Y fue cuando hablé con mi amigo. Me comentó que energéticamente me tocaba a mí, su mujer. La renuncia de su otra mujer dejaba en evidencia que Alberto había vuelto a casa, los lazos energéticos, aún en la muerte, eran un hecho. Me di cuenta de que mi juramento, en mi juventud, de amor eterno a él y él a mí, seguía vigente. Yo, su viuda, podía tomar la iniciativa de darle sepultura en la forma que él había pedido. Sentí la imperiosa necesidad de hacerlo, de dejarnos libres mutuamente para seguir nuestro camino, cada cual el suyo.

Ese mismo día anuncié "oficialmente" a mis hijos, a su otra mujer y a sus hermanas que al siguiente sábado, el día después de mi cumpleaños, nos reuniríamos los que quisiéramos en Cadaqués para lanzar la mitad de sus cenizas al mar y domingo en La Cerdanya, en un bosque con nieve, sus dos amores, el mar y la nieve, sus dos lugares, Cadaqués y Mont Louis.
Así lo hicimos. En Cadaqués hacía una tarde preciosa, con tramontana, lo cual era ideal para nuestra ceremonia. Llegamos al lugar elegido caminando, una punta rocosa a ras de agua, protegida del viento, que da a alta mar. Yo llevaba la urna. La coloqué encima de las rocas y leí un trozo del Principito. Luego abrí la urna y la ofrecí a los que estábamos presentes, dos hermanas de Alberto (las otras dos no se vieron capaces de acudir), Judit, su última mujer, mi hija y yo. Mi hijo se había quedado en cama con una febrada de 40ª y una gastroenteritis de caballo.

Su perro bañándose y gimiendo mientras él se esparcía en su amado mar

Unas margaritas de Judit, unas mimosas mías, un dibujo de una mariposa de su hijita (para que Papá vuele). Tomar sus cenizas a plenas manos y lanzarlas al mar, al viento. Lágrimas sordas, dolorosas, serenas, liberadoras. Un espacio que iba naciendo en el interior de 5 mujeres de su vida a medida que él volaba.

El regreso fue plácido, sereno. El comentario unánime: nos sentíamos mejor que antes a pesar del dolor.

Mis hijos y yo hicimos el trayecto en coche hasta la Cerdanya esa misma noche, mi hijo estirado en la parte trasera del coche, con su fiebre y sus dolores, otra forma de hacer su propio duelo.

Al día siguiente Judit se reunió con nosotros en la montaña. También estaba Johnny, el marido de mi querida Nuria, que murió en diciembre, con su urna en casa. Él la enterrará en verano, al pie de una lila que ella nunca vió en flor.

Nos dirigimos en coche hasta un pequeño valle. Desde allí subimos andando una colina hasta un bosquecito precioso, cubierto por la nieve. Judit, Johnny, mis hijos y yo, y el perro, claro.

Justo cuando nos paramos en el lugar elegido, se puso a nevar, como el día de su funeral en Barcelona. Alberto adoraba la nieve. Lanzamos el resto de sus cenizas al viento y cayeron encima del blanco manto que recubría la vegetación del bosque. La vista sobre la Cerdanya desde allí es maravillosa. Y los copos que caían se unían a sus cenizas.
Volvimos a casa, la casa que él y yo construimos, nuestro refugio en nuestras adoradas montañas. Judit se llevó los objetos que tenía ahí de cuando ellos estaban casados, mientras yo tuve que abandonarla durante 7 años. Ahora es de mis hijos y yo vuelvo a estar en casa.
Y ese fue mi fin de semana pasado, al día siguiente de mi cumpleaños. Alberto se ha ido, ahora definitivamente y yo me siento bien. Etapa cerrada.
Adiós amor, adiós.










24 comentarios:

Juana dijo...

“Cuando parte un ser querido”
Por Jorge Carvajal (Médico)

"Morir. Vivir. La vida está hecha de muerte. En vida esa muerte lenta se compone de desapegos y renuncias. Hasta que uno se desprende del cuerpo para reconocer que el cuerpo era de uno pero no era uno. Algo leve ha de quedar, muy parecido a la paz. Algo de nosotros queda en los que se quedan. Las sonrisas en todo caso jamás se pierden, ni la mirada amorosa, ni la compañía silenciosa. No se pierde nuestra historia nutriendo el amor de los que continúan de este lado. No se pierde el contacto desde el alma, ni esa comunión profunda, en la que ya no son necesarias las palabras. No se pierde la vida.

La han perdido? No, simplemente se ha ido de su cuerpo cansado. No la ven ahora pero sigue viva, en ese estado en que la vida es transparente y el amor puede penetrarlo todo. Se queda lo más leve y poderoso de su presencia en sus vidas, las lecciones aprendidas. Que el dolor humano transmutado en el amor florezca, desde todos, para ella."
Por si te puede ayudar a recomponerte, un saludo.

Irreverens dijo...

Ostras, Ana, qué intenso es todo lo que estás viviendo últimamente.
La verdad es que formabais una familia guapísima y estupenda.

Me parece precioso lo que habéis hecho. Todo esto dice mucho de vosotros.

Espero que llegue el día en que pueda conocerte en persona. No olvido que te comenté que te invitaba a un algo en cuanto pase unos días en Barcelona.

Un beso enorme.
:)

Rui Caetano dijo...

Lindas imagens, uma boa semana.

Mariano Zurdo dijo...

Te dejo un beso y un abrazo cálido, sin más.

magofez dijo...

Que historia tan bonita, me salen paralelismos por todos los lados. Es un gran escrito Ana y veloz.

Uno de los paralelismos te lo dejo escrito, la vida, sin duda, es una historia triste, en lo individual.

Bicos!

Vilo & Bellita dijo...

En esta gran escuela -cósmica, creo yo- que es el Universo y la Vida, nacemos, vivimos y morimos. Y aprendemos del duelo y el viaje de partida de otros.

Al final, el Ser se vuelve a fundir con el Universo, quien sabe para que nuevo y apasionante viaje... :)

Intensa experiencia... muy intensa, Anita...

Meiga en Alaska dijo...

Ana, que maravilla que hayas podido hacer un ritual tan hermoso para cerrar definitivamente un capítulo importantísimo de tu vida y seguir adelante con lo que tienes en tu presente.

Y qué receptividad para esas pequeñas sincronías de la vida que se dan constantemente cuando uno está fluyendo realmente con la vida misma.

Emanas una paz interior muy atractiva. Yo quiero ser como tú a los 50!! :)

Un beso fuerte y enhorabuena por este tremendo paso adelante.

Meiga en Alaska dijo...

Por cierto, se me ha quedado clavado tu hijo, y su manera personal de lidiar con su propio proceso de duelo ... Esa conexión entre hombres, tan suya, sea del tipo que sea...

Más besos

Anónimo dijo...

Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my blog, it is about the Monitor de LCD, I hope you enjoy. The address is http://monitor-de-lcd.blogspot.com. A hug.

MonikaMDQ dijo...

Increíble este escrito An. Lo contás de tal forma que me parecía estar ahi con ustedes, con vos, en el momento de repartir las cenizas...
Y el resto es una historia que ya pasó, vos misma lo acabás de confirmar con la despedida. Ha sido muy bello y reflexivo leerte.

Y sabes, tema aparte, o tema alusivo, ya te dije que siempre que te leo "rescato algo" y me hacés reflexionar con tus cosas sobre las cosas que me pasan. Es complicado de comentar, pero no me lio mas...
Si decirte que me tomé el atrevimiento de otorgarte una mención especial, justamente porque tu blog es uno de los que mas me hacen reflexionar.

besos

MonikaMDQ dijo...

Me olvidé comentarte, que cuando te leía sobre las cenizas que esparcieron por el lugar que EL queria, me recordé cuando hicimos eso con mi suegro, mi segundo padre.
Llevamos sus cenizas a su pueblo amado y fui feliz sabiendo que descansaría en paz.

WILHEMINA QUEEN dijo...

Se me caen las lágrimas, no puedo decirte más.
Un abarzote! querísa que supieras que he estado por aquí y leído el post.

Besos!

WILHEMINA QUEEN dijo...

TENGO UN REGALO PARA TI EN MI BLOG
QUE PASES UN HERMOSO FIN DE SEMANA!

WILHEMINA

FRANCESC CAYETANO dijo...

A eso se le llama verdadero amor. Felicidades, no todo el mundo puede o sabe amar así!

Desesperada dijo...

querida Ana... realmente, no sé bien qué decir. de tu generosidad, de tu capacidad de amar, de tu fuerza... podría hablar de todas esas cosas, pero tampoco diría exactamente lo que esta entrada me ha hecho sentir. bicos.

Anónimo dijo...

Extraordinaria experiencia y extraordinariamente contada. Apenas tengo palabras para expresar mi admiración por la forma en que se ha superado cada etapa, solo se me ocurre decir ¡Bravo! Felicidades tambien por el resto del blog, aunque aun me queda bastante por leer.

A través del velo dijo...

Gracias Juana, muy bello el texto que me has dejado. Algo he leído del Dr. Jorge Carvajal, me gusta mucho.

Irre:Estoy esperando ese algo que me prometiste.... jeje....me muero de ganas de conocerte en persona.

Rui Caetano: gracias!! el lugar es muy bello.

Mariano:recibidos, el beso y el abrazo cálido :-)

Wilde:es cierto Wilde, aunque en lo individual es triste, yo la siento como una bella historia y me gustó hacer lo que hicimos y ser yo la que lo decidiera. Me ha dejado muy serena.¿Qué otros paralelismos se te ocurren?

Vilo: muy intensa, tanto que al acabar deja un vacío grande, a veces difícil de sostener y también, como le comento a Wilde, mucha serenidad, y paz.

Meiga:es curioso como a veces nos complicamos la existencia y vamos en contra de lo natural.A eso le llamo yo enneurarse y no siempre es fácil conectar con esas sincronías que nos indican el camino. Mi hijo, pues sí, tuvo su propio dolor, a su manera. Estaba muy unido a su padre y el golpe ha sido muy duro para él.

Monik: ahora paso a verte, he estado unos días fuera. Sabes que me encanta que me digas que te sirve leerme, eso añade razones para seguir escribiendo.Comprendo la sensación de paz que tuviste con las cenizas de tu suegro. Vale la pena hacer este tipo de rituales.

Wilhemina: me emociona tu emoción. En un momento paso por tu blog. Gracias por leerme.

Francesc Cayetano: Bienvenido a mi blog y gracias por tus hermosas palabras. La verdad es que para llegar a ese momento con esos sentimientos he pasado años difíciles y en los que no todo era de color de rosa ni mucho menos, pero una vez todo ha pasado ya, me siento muy bien.

Des: no hace falta que me lo digas...ya sé lo que me quieres decir. Gracias.

María: Bienvenido a mi blog y gracias, no sólo por tu visita, sino por tus palabras.

Mil besos a todos.

Meiga en Alaska dijo...

Me encanta esa terminología que usas: enneurarse :) Muy apropiada, desde luego.

Un beso.

tootels dijo...

Precioso Ana.. eres una tía que vale muchísimo... precioso de v3erdad... para lo que quieras... un beso enorme peque.

A través del velo dijo...

Gracias Tootels,se hace lo que se puede!! Un besazo

Anónimo dijo...

Ana, permíteme decir, que eres la caña. Es lo que me sale.

Besos.

A través del velo dijo...

Pluskys, gracias, este relato es tan real como la vida misma, así ocurrió y así lo he contado. Un beso

Unknown dijo...

felicidades Ana. te lo mereces...
(q harton de llorar...)

muchos besos

Anónimo dijo...

Precioso