sábado, 6 de marzo de 2010

Terapia Transpersonal - Entrevista a Paco Peñarrubia

En el marco de las 13as Jornadas de la AETG (Asociación Española de Terapia Gestalt) secuestramos un ratito a Paco Peñarrubia para que nos aclarase algunas cosas sobre el aspecto transpersonal de la terapia gestalt.

¿Cómo explicarías tú lo que es la terapia transpersonal?

Se me ocurren dos maneras de responder a esta cuestión:
Una, creo que la terapia transpersonal se ha ocupado de recuperar algunos temas que no estaban presentes en las psicoterapias convencionales: los estados extasiásticos, experiencias cumbre, como decía Maslow, o bien esos momentos especiales que todos reconocemos, como emocionarnos ante un paisaje. Esta recuperación ha sido obra de la psicología humanista.

Por otro lado, se trata lo que Claudio Naranjo llama una espiritualización de la psicología o más concretamente de la psicoterapia. Para el paradigma científico todo lo religioso y espiritual es sinónimo de creencias, con lo que eso conlleva de introyecto, de normas sobre el bien y el mal, normas de conducta, etc pero eso no es lo esencial del asunto. Si el nombre se cambió políticamente, es porque hablar de psicoterapia espiritual levantaba ampollas. Quien más y quien menos ha tenido una educación religiosa basada en valores externos y autoritarios (las iglesias), mientras que la experiencia espiritual es personal e intrínseca. Hay quien cree que ésta es la terapia que va más allá de las psicoterapias, y está bien verlo así, si aceptas que lo personal está antes de lo trans.

Transpersonal significa atravesar lo personal, lo falso, la máscara, trascender los límites de la persona, del ego, recuperar el aspecto espiritual del ser humano. Para ello hay que empezar precisamente por lo personal que es la programación biográfica, la neurosis, algo que sí se puede trascender, pero en cualquier caso no saltárselo.

Lo malo está en que se salta; la gente piensa que las experiencias transpersonales se logran apuntándose al pensamiento positivo, a los valores de la libertad y de la armonía... valores muy importantes, pero no hay que negar los aspectos dolorosos que se trabajan en la psicoterapia tradicional y que tienen que ver con la biografía, con los aspectos más oscuros de cada cual.

¿Qué aporta la Gestalt a la terapia transpersonal? ¿Podría decirse que la continuidad lógica del trabajo gestáltico es un trabajo espiritual?

Yo creo que toda terapia lleva a lo espiritual y a lo artístico, por definición. De la Gestalt a mí me interesa resaltar dos cosas:

Una es que cuando Fritz Perls fue a Japón, en su viaje lo que estaba buscando era una espiritualidad sin dioses, centrada en el ser humano y pensó que eso se lo podría dar el Zen, pero a la vuelta viene diciendo que no ha encontrado lo que buscaba. Creo que esa es la versión que él da del asunto, pero en el fondo fondo, no es así. La Gestalt es un cripto-budismo -en palabras de Claudio Naranjo-; el trabajo del "aquí-ahora", de la atención; el trabajo meditativo del continuum de conciencia, la idea de desapego que implica un pensamiento diferencial (quedarse en un punto cero y observar las cosas), todo eso es profundamente budista. Por eso yo creo que Fritz encontró lo que estaba buscando; La Gestalt es una especie de religión sin Dios, de espiritualidad al margen de las iglesias, pero sus principios básicos a mí me parecen eminentemente espirituales. Muchos gestaltistas lo toman como puras técnicas y dicen: " yo trabajo polaridades para integrar". Eso está bien, hasta ahí vale, pero si el que está integrando polaridades ha hecho un trabajo sobre sí, transmite un punto de desapego que hace que ese trabajo vaya más allá de la pura integración de polaridades.

La otra cosa que tiene de original la Gestalt es que propone una espiritualidad muy humana. Se ha creído que la Gestalt era una técnica demasiado materialista porque Perls daba una imagen de terapeuta sádico, provocador, hedonista; demasiado poco espiritual, pero, si uno lo mira profundamente, la esencia de la espiritualidad gestáltica es que le da el mismo valor a los infiernos que a los cielos, le da el mismo valor al loco que al cuerdo, al vicioso que al santo. Es una terapia que ha trascendido esa visión negativa de lo instintivo y eso es esencialmente espiritual, como una religión que hubiera incluído el demonio y la locura, es decir, lo incorrecto políticamente pero humanamente integrador.

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