jueves, 30 de octubre de 2014

DENISE













Es mi madre, la que me parió, la que me crió, la que me educó, la que me enseñó, la que me ayudó, la que me amó.

Se ha ido, de repente, sin molestar, sin avisar, sin despedidas, sin poderle dar un último abrazo, un beso siquiera.

La abracé y la besé mientras yacía rígida y fría en el suelo de su habitación.

Se ha ido discretamente, tal como vivió.

Se ha ido tal como quería, en casa y sin sufrir, el tiempo de un suspiro.

Mamá, descansa, descansa mucho. Has trabajado toda la vida, sin desmayo. Sabemos que ya no podías más, que deseabas reunirte con tu querido hermano y con toda tu familia lo antes posible.

Vuela Mamá, visita tu París querido y fúndete con la Luz.

Imprégnanos de tu Amor, de tu sencillez, de tu elegancia, de tu discreción, de tu inteligencia.

Gracias por regalarnos un año y medio de tu vida que ya no deseabas.
Gracias por ser mi madre. Ha sido un privilegio y me siento afortunada por ello.
Gracias por tus desvelos, por tu amor, por tantas cosas que sería interminable decirlas todas.

Y finalmente Mamá, y por sobre todas las cosas, GRACIAS POR LA VIDA.





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