Morritos estilo Mick Jagger
En pleno trance
Sigue la actuación
dedicada a mi público
Finalizada la actuación, un cha-cha-cha con una de mis ancianas
Vuelta a la seriedad
Morritos estilo Mick Jagger
En pleno trance
Sigue la actuación
dedicada a mi público
Finalizada la actuación, un cha-cha-cha con una de mis ancianas
Vuelta a la seriedad
Me dirijo hacia el lugar donde la compañera se ha subido a un taburete y busca. En ese momento, hubo unos segundos de incertidumbre en los que yo pensaba: ¿lo tendrán o no? y me di cuenta de que tendría una gran decepción si no lo tenían. Pero no, elige uno del estante y me lo tiende. Todo parecía ir a cámara lenta y cuando lentamente le dió la vuelta y vi la conocida portada del zurdo, me emocioné. No sé si sabré describir lo que sentí. En ese momento, Mariano se encarnó, tomó cuerpo y realidad en mí. Tener el libro en mis manos fue tomar consciencia de que en ese momento se establecía una comunicación más auténtica. Mariano existe, ha escrito un libro y lo tengo en mismas manos en este momento. No sé si a los demás que habéis comprado el libro y lo habéis leído os pasó algo similar o no.
Salí de la tienda, me senté en un banco del Paseo de Gracia para mirarlo, tocarlo y empezar a leer las primeras líneas, mientras me fumaba un cigarrillo. Genial.
Luego continué mi andadura a pie para la segunda cita del día, el segundo cliente que también pronunció las palabras mágicas del "Sí quiero". Vaya! de golpe tenía dos clientes semanales...
El regreso a casa, al contrario de lo que podáis creer, fue un calvario. De golpe me sentí muy, muy cansada. Al principio lo achaqué a lo mucho que había andado por lo poco que lo suelo hacer, aproximadamente una hora y media, pero yo misma me daba cuenta de que me engañaba: no podía estar tan sumamente agotada por esa causa. Una vez en casa, me di cuenta de que estaba absolutamente cagada de miedo. Tal como me ha dicho una amiga mía, "miedo escénico". Sentía terror ante la perspectiva de empezar a tener clientes en terapia y me hundía bajo el peso de la responsabilidad. En vez de sentirme contenta y feliz por tener la oportunidad de trabajar de lo que deseo y para lo que me he formado, con sangre, sudor y lágrimas (sobretodo lágrimas), sentía ganas de huir y olvidarme de todo. Me imaginaba yéndome a vivir en plena montaña, alejada de todo bicho viviente humano y plantar coles y nabos, que esos no tienen problemas de depresión, de sentirse vacíos o de no superar la muerte de un ser querido. ¿Quién me manda a mí meterme en esos berenjenales? ¿Y si no sirvo?
Me fui a la cama y me llevé La tinta azul. Seguro que Mariano había pasado por momentos difíciles desde que decidió escribir el libro hasta ese momento en que está publicado, hecho una realidad, en mis manos. Y supongo que ahora viene la parte de lograr que se venda y se lea, tarea nada fácil.
Ya he leído unas páginas y no quiero decir nada hasta que no lo haya acabado, estoy empezándolo.
Hoy ya he superado el miedo escénico y me siento con ganas y energías para tirar adelante mi propio proyecto y aceptar lo que llegue (y espero que sean muchos clientes!!). Y también te deseo a ti, Mariano, que vendas muchos, muchos libros!.
Los ojos me hacen "pampallugas" (creo que no existe esta palabra, al menos en castellano, pero es igual, ya me entendéis) de estar mucho rato delante de la pantalla. Regreso a casita-blog tras visitaros a muchos de vosotros, lo cual hago poco ya que mi trabajo se desarrolla lejos de los ordenadores y mis días de asueto...intento que también.
No sé si habéis oído hablar de un libro y una peli que se llaman El Secreto (The Secret). La peli no la he visto y el libro lo estoy leyendo. En resumidas cuentas viene a hablar del pensamiento positivo y de la lay de atracción. Me he resisitido a leerlo ya que he sido una gran detractora del pensamiento positivo. Me explico: por mi carácter, tengo tendencia a buscar siempre el lado positivo de las cosas, el aprendizaje que cualquier experiencia, por dolorosa que sea, comporta. Ese ha sido mi mecanismo neurótico para evitar el dolor, para no sentirlo, creyendo así hacerlo desaparecer. Craso error. El dolor sigue ahí, haciendo de las suyas, sin que yo me entere, perjudicándome desde mi inconsciencia.
He descubierto que lo que yo creía una gran virtud es mi peor enemigo: el pensamiento positivo puro y duro. Ha sido mi vía de escape, mi huida para adelante, la lucha conmigo misma desde la exigencia de ir siempre más allá de donde estoy para, simplemente, no sentir.
La no aceptación del dolor es la causa del sufrimiento. El dolor es inherente al ser humano. El sufrimiento no.
El pensamiento positivo es "positivo" (valga la redundancia), es útil y beneficioso si va acompañado de la emoción correspondiente. Si piensas una cosa y sientes lo contrario, aunque no seas consciente de ello, no sirve de nada o, mejor dicho, sirve para huir de esa emoción negativa, taparla, ignorarla.
Lo que yo hacía era estar mentalmente en la abundancia, en la alegría, en lo positivo e internamente, emocionalmente estaba en la carencia, en la queja, en la tristeza.... y no me enteraba. Lo que mostraba a los demás era esa cara con una sonrisa estilo profidén y recuerdo que me cabreé como una mona un día que una persona me dijo que tenía la mirada triste.
La sombra, la neura aparece por donde menos lo esperamos y por donde no podemos controlarla. Cuando me dí cuenta de que emocionalmente estaba agotada por la lucha que se libraba en mi interior por no aceptar mi lado oscuro, por no querer ver mi pesimismo interno, mi queja, mi mirada ciega puesta siempre en la carencia, en lo que me falta y no en lo que tengo, cuando pude finalmente ver que todo era un montaje mental que tapaba mi dolor, me derrumbé.
A veces es necesario que caiga la torre (y la mía era muy alta) para poder reconstruir con una base sólida. He descubierto que el dolor duele menos que el sufrimiento. Ahora, cuando siento dolor, le doy espacio, lo escucho y lo siento. Acepto mis momentos de tristeza sin intentar aparentar que todo está bien. Esa aceptación del dolor es la auténtica sanación, ya que sólo transitándolo con todas sus consecuencias puedo ver la luz al final del túnel. Esa luz es la auténtica alegría, la serenidad, la mirada puesta en la abundancia, en la ternura, en la amistad, en el amor. Desde esa placidez emocional puedo tener pensamientos positivos y dirigir mi energía hacia lo que yo quiero en mi vida, agradecida por lo que tengo.
La cuestión es aceptar lo que hay: si hay dolor, dolor; si hay tristeza, tristeza; si hay miedo, miedo; si hay angustia, angustia; si hay rabia, rabia, sin intentar cambiarlo, sin intentar rectificar nada, sin querer obviarlo ni esconderlo ni taparlo. Es una rendición, la entrega a lo que es, aquí y ahora.
Sólo desde esa aceptación y desde transitar el dolor, éste va menguando, disminuyendo hasta desaparecer. La lucha lo engrandece, la entrega lo deja indefenso.
La polaridad opuesta al dolor es el placer. Si me niego uno, me niego el otro; si acepto el primero, alcanzo el segundo.
El dolor auténtico es sereno. Cuando hay histrionismo, es una dramatización que nos impide sentir de verdad. O todo lo contrario: un helor que congela y también impide sentir.
En resumen, pensamiento positivo sí, si va acompañado de una auténtica sensación de bienestar que invade todo el cuerpo; porque somos seres que no sólo tenemos cerebro y la sincronía de todo es lo que nos proporciona autenticidad.
El secreto es la ley de atracción: atraemos aquello que pensamos, aquello que tenemos en mente. Pero cuidado!! si pienso: "no quiero estar enferma", el pensamiento es "estar enferma", incido en la idea de enfermedad por lo tanto atraeré enfermedad. Si lo pongo en positivo: "quiero salud", incido en la idea de salud; de la misma manera si pienso: "no quiero deudas", atraigo deudas; por lo tanto debo pensar en "quiero dinero".
Si internamente e inconscientemente no me considero merecedora de dinero, de abundancia, de salud, eso interferirá inmediatamente con mi pensamiento y lo neutralizará, por lo que eso que deseo mentalmente no llegará a mi vida.
Os dejo un vídeo del Secreto. Asó os haréis una idea sobre el tema de esta peli y de su libro.
El 2008 está empezando con cosas buenas para mí y los míos.
Estoy contenta.