jueves, 23 de diciembre de 2010

¿Felicidad? ¿serenidad? ¿o simplemente Tierra?



¿Y qué más da la palabreja que utilice? Me siento muy bien en mi piel en estos momentos, habitándome, habitando mi cuerpo.
¡Cuántas veces he oído eso sin saber lo que era! Podía intuirlo, entenderlo pero no lo sabía. Ahora sí. Ahora lo vivo, lo experimento. Debe ser por eso que ejerzo una psicoterapia denominada fenomenológica, humanista, experiencial. Nada comparable con sentir las cosas, vivir las experiencias, con y a través del cuerpo para SABER. ¡Qué lejos queda la mente de la auténtica vida!

Ayer en el centro donde trabajo hicimos una meditación de Navidad. Allí meditamos, cada día, para el que quiera, hay espacios de meditación. Para nosotros, la meditación forma parte de la terapia. Pero  a lo que iba: ayer hicimos una meditación de Navidad, los jefes y los colaboradores.

Un centro con una vela grande y un ramo de flores rodeados por tantas velitas como personas éramos. Hicimos un ritual: cada uno teníamos una margarita, flor blanca con muchos pétalos alrededor de un centro amarillo como el sol, como representación de la unidad de todos nosotros alrededor de un centro común.

Empezaba uno arrancando un pétalo de su margarita y ofreciéndola a su vecino de la izquierda con un deseo: yo te deseo AMOR, DE VERDAD (la coletilla "de verdad" era necesaria para enfatizar que no lo decíamos por decir, sino que le poníamos toda nuestra intención); el que recibía contestaba: ASÍ SEA. Ese pétalo iba circulando de uno en uno por todos los que ahí estábamos. Cada uno de nosotros hizo lo mismo con un deseo diferente, de manera que todos dimos y recibimos los deseos de todos.

Fue bonito y emocionante, una sencilla manera de ofrecernos unos a otros lo mejor de cada uno para el mayor bien de todos.

Como centro de terapias, nuestro deseo y nuestra voluntad está en ayudar a otros a ser más felices.¿Qué mejor que empezar por nosotros mismos?

Yo agradezco a ese centro, a mis jefes y terapeutas y a mis compañeros, la dicha de ser una más entre ellos, la oportunidad de dedicarme a lo que más me gusta gracias al proceso que yo misma inicié hace ya varios años y que, en estos momentos, siento que ha valido la pena a pesar de momentos muy duros y dolorosos por los que he pasado en eso de conocerme y descubrir partes de mí totalmente rechazadas, incluso odiadas, escondidas en los oscuros cajones de mi ser.

Mañana tendré otro emocionante día de tono profesional. Llevo 3 meses formando para unas oposiciones a las chicas auxiliares de geriatría de la residencia donde trabajaba antes. Será la última clase, coincidiendo con la fiesta de Navidad de los abuelos. Me quedaré para poder compartir con mis ex-compañeras y mis ex-ancianitos ese momento entrañable.

Me pasa algo muy curioso en esa residencia. Aunque hace ya un año y medio que dejé de trabajar ahí, en esos 3 meses en los que ha ido 2 veces por semana para la formación, la sensación es de no haberme ido nunca. Todos tenemos tal sensación de familiaridad que es como si nunca me hubiera ido. Hasta las familias de los ancianos, cuando me ven, me siguen explicando sus cosas como cuando yo era la trabajadora social de ahí, como si continuara siéndolo.

Y ya, en ná, Navidad, San Esteban.....y, casi sin poder asimilarlo, ¡vuelo a México! Lunes por la noche, hora mexicana, estaré durmiendo en el Hostal Carmelita de San Cristóbal de las Casas, estado de Chiapas, México.

Mi vida es en estos momentos como un sueño que nunca soñé, ya que no podía imaginarme vivir algún día como lo estoy haciendo. Y no es que haya nada especialmente intenso o particular, no es la sensación de felicidad que yo me imaginaba, grandiosa y perfecta,  sino algo mucho más sencillo, más simple: la aceptación de lo que soy y de lo que tengo, la vivencia de lo que hay, de lo real; la experiencia de estar en contacto con la Tierra y con el corazón abierto.

4 comentarios:

Irreverens dijo...

¡Cómo me alegro por ti, Ana!
:)

Que pases una feliz Navidad, pues. Y que el viaje a México sea un cúmulo de buenas y valiosas experiencias.

Creo que ya lo he dicho en alguna otra ocasión, pero me reafirmo: yo de mayor quiero ser como tú.
:D

Besos

Marta Hora dijo...

Felices fiestas. Buen viaje y felices experiencias. Besos.

A través del velo dijo...

Gracias Irre!! es todo un honor saber que te gustaría ser como yo de mayor! jajaj!! Muy felices fiestas y un 2011 pleno de dicha para ti.

A través del velo dijo...

Muchas gracias Marta. Volveré con fotos y espero, experiencias por contar. Feliz Navidad!!