miércoles, 17 de octubre de 2007

Mi piel

Me gusta gustar, me gusta que me digan cosas bonitas, que se valore lo que hago y cómo lo hago, dejar buena impresión en la gente; suelo rehuir de los conflictos, de las confrontaciones y cuando no tengo más remedio que afrontar una situación violenta, suelo (solía) reaccionar de dos formas opuestas: bien montando el gran cirio, en plan dramático y visceral, bien evitando y buscando la manera de escabullirme, sin dar la cara.

Cuestión de polaridades, peto por un extremo o por el otro, pero acabo petando. Si lo hago de forma explosiva, luego me siento mal, culpable aunque en el fondo pueda tener la razón; si desaparezco, me lleno de rabia contra el otro y contra mí misma por no haber sido capaz de decir lo que siento.

En todo caso, hasta ahora he dado mucha, demasiada importancia a la opinión de los demás, a lo que piensan y sienten de y hacia mí, perdiéndome a menudo en el otro, en su deseo, en lo que espera de mí.

Una de las consecuencias de mi retiro ha sido darme cuenta de ésto. Llevaba tiempo vislumbrándolo y finalmente lo he podido "ver" desde el interior. Hasta hace un tiempo era una actitud totalmente inconsciente y estaba absolutamente convencida de todo lo contrario. Otra vez las polaridades. Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces.

Este ha sido uno de los encuentros conmigo misma: poder conectar con mi necesidad, con mi disfrute... y con mi dolor. Dolor auténtico, no dramatismo de tres al cuarto. Durante unos días lo más auténtico que había en mí era ese dolor que llegó a ser físico. Le di espacio y razón de ser en vez de negarlo y escaparme con la mente, como suelo hacer tan fácilmente.

¡Cuánta dependencia de los demás, de sus opiniones, de sus actitudes, de sus valoraciones sobre mi persona! En sus manos estaba el que yo me sintiera bien o mal. Auténtica locura.

Una noche lo vi clarísimo: mi bienestar sólo depende de mí misma; nadie mejor que yo sabe, internamente, lo que yo siento y lo que siento no es discutible, lo que pienso sí. Nadie mejor que yo sabe lo que me hace sentir bien. Yo tengo el poder y las herramientas para gestionarme a mí misma. Soy como soy, con mis defectos y mis neuras. Al que le guste, perfecto y al que no....es su problema.

Sentí que había regresado a casa, que había encontrado la llave de mi libertad al aceptarme a mí misma tal como soy, sin intentar ser lo que otros quisieran que fuera o lo que yo creo que quieren de mí.

Ahora se trata de practicar, de estar atenta a las situaciones en las que voy a poder estrenar mi nueva piel, la mía, mi piel....

11 comentarios:

tootels dijo...

Muy bien Anita... eso es... aquí cada uno hace lo que le place... no hay que enfrascarse demasiado, que luego desparece la gente y parece que has perdido algo tuyo... esto es un compromiso que cada uno empieza y rompe a su necesidad.. las opiniones de los demás sólo son valorables hasta cierto punto.. que esto no signifique que paso de todo lo que me dicen, no eso no es.. lo que me dicen lo filtro y lo utilizo, claro está dependiendo de quien venga, pero siempre sabiendo que SOY YO el que decido.
Ana, te veo muy bien, muchos/as deberian/mos aprender de ti! Besos y fuerza!
"Soy como soy, con mis defectos y mis neuras. Al que le guste, perfecto y al que no....es su problema."
Pues a mi me gustas.. parece una declaración, je je je ...

NUNCA MAIS

Desesperada dijo...

yo también te veo enormemente fuerte, me alegro. me encantaría haber dado los mismo pasos y haber aprendido a aceptarme dominarme, no sé, ahora mismo me das bastante envidia. Bicos, guapa.

Isabel Burriel dijo...

A veces, son esas noches de no dormir, de pensar, de darle vueltas a las cosas cuando uno haya esa llave de libertad de la que hablas.
Pensamos mucho pero analizamos poco y a mi, al menos, escribir me sirve para darme cuenta de muchas cosas que en pensamiento me obsesionan pero con la escritura, se van diluyendo.
Y la mejor conclusión a la que se puede llegar en este mundo es el tratar de quererse como se es. Claro, eso sí, sin columpiarse y creer que uno es perfecto y que los demás aguanten nuestras neuras.

Besos guapa

Mariano Zurdo dijo...

Es señal de inteligencia llegar a esas conclusiones y sobre todo asumirlas. Es inteligencia de piel.
No sé lo que es la felicidad en sí, pero debe ser algo muy cercano a que el motor primigenio de tu vida sea tú mismo y que te ayudes de los demás para mejorarte.
Me gusta leer lo que has escrito. Me gusta leete.
Besitos/azos.

Anónimo dijo...

En mi caso concreto, ya no puedo hablar en el de la mayoría de la gente, creo que intentamos gustar a los demás porque nos da miedo sentirnos solos. En los momentos difíciles de nuestras vidas, necesitamos saber que tenemos gente a nuestro alrededor que nos servirán de apoyo para tirar adelante, sólamente siendo conscientes de nuestra debilidad podremos entender el porqué de nuestra forma de comportarnos ante los que nos rodean...

A nadie le gusta sentirse débil, pero todos lo somos en uno u otro aspectode nuestra personalidad.

Bienvenida la debilidad que hace que nos juntemos los unos con los otros.

Montse dijo...

Cada uno debe ser como es, mostrarse tal cual, y has hecho bien de darte cuenta de que tienes que viri pendiente de agradar a todo el mundo, esto es misi�n imposible, tienes que agradarte a t� misma, y seguir adelante a quien no le guste, pasando...

MonikaMDQ dijo...

Cúanta razón encuentro en tus palabras, debo tomarte de ejemplo y aprender, sobre todo hoy.
Me hace bien leerte, no sabés cuánto.
un beso gigante

A través del velo dijo...

Tootels: sí que estoy bien, me siento mejor que nunca!! jeje!
Hago referencia a mi vida en general, no a mis relaciones virtuales en concreto. Afortunadamente, la dependencia que pudiera sentir de este medio y de seste blog es la mínima de mis preocupaciones, aunque sí es un botón de muestra. Tienes toda la razón al decir lo de que tienes en cuenta la opinión de los demás, teniendo claro que, al final, eres tú el que decides. De eso se trata, justamente.
Tú también me gustas a mí..... jajajaajaj!!! pero no me casaré contigo!!! jajajajaj!!
Un enorme beso

Des: quizás no soy tan fuerte como se puede creer por lo que escribo, me costó publicar esta entrada y estuve a punto de eliminarla varias veces. Tú tienes mucho valor al decir aquí que sientes envidia: pocos son capaces de conectar con ese sentimiento en ellos mismos y menos de decirlo. Y es que envidia, en mayor o menor grado, tenemos todos, aunque generalmente nos empeñemos en decir todo lo contrario y en considerar la envidia como algo absolutamente deleznable, como el peor de los pecados. La envidia, si es consciente, nos puede llevar a superarnos un poco más cada día; si es inconsciente, hace estragos.
Un fuerte abrazo querida Des.

Inte: escribir me sirve amí para lo mismo que para tí. ¡Cuántas veces he estado mu confusa y al escribir he descubierto cosas de mí misma que ignoraba!! Aún no he aprendido a usar mi mente como amiga, de momento es mi gran enemiga, ya que los análisis que hago me ayudan a escaparme de mi dolor. La forma en que yo logro encontrar ciertas respuestas es la meditación: intentar parar la mente en la medida de lo posible y, en todo caso, dejar pasar los pensamientos sin aferrarme a ellos.
Un beso guapa!!

Mariano: me encanta porque en pocas palabras siempre das en el clavo:inteligencia de piel....esa me la apunto!!!
Y también en algo que yo no comento en mi entrada y en saber pedir ayuda cuando la necesito, contar con los demás para mejorar.
Gracias por ayudarme a mejorar, con tus palabras.
Un abrazo

Jordi: efectivamente, sólo asumiendo la vulnerabilidad (prefiero esa palabra a debilidad)podemos apoyarnos en los otros, yo añadiría que con dignidad.
Gracias por tu comentario

Montse:intento eliminar en lo posible los "debería" de mi vida. Cada uno es como es y lo difícil es, ante todo, conocerse. Solemos tener un autoconcepto equivocado de nosotros mismos y mostramos lo que creemos que somos, no lo que somos.
Gracias por comentar!

Monik: siempre un placer tenerte por aquí y leer tus comentarios. Yo aprendo de tu humildad....
Un abrazo wapa

Bito dijo...

Estarás contigo misma de por vida, así que más conviene respetarte y quererte, además nadie más que tú sabe lo que hacer para que te sientas bien, para quitarte las tristezas. Disfrutar de la compañía de uno mismo es de las cosas más placenteras que te puede dar la vida, así que me alegro de que hayas llegado a esa conclusión, porque es estupenda.

Un saludo,

Miroslav Panciutti dijo...

Tu bienestar solo depende de ti misma ... Lo viste clarísimo. Imagino que te refieres a esos momentos en que, no solo con la razón sino con todo el cuerpo, ves la verdad de algo. Y eso que viste clarísimo, que sentíste e suna gran verdad. Lo malo es que luego hay muchos momentos en que la olvidamos, en que el miedo y la desconfianza hacia nosotros mismos nos impulsa hacia la dependencia. Mucha suerte, en todo caso.

A través del velo dijo...

Bito: De eso se trata exactamente, de disfrutar de la propia compañía. Además, cuando ocurre eso, se disfruta mucho más de la compañía de los otros.
Un beso

Miroslav: bienvenido a mi blog. Sí, me refiero a sentirlo con todo el cuerpo, desde dentro hacia fuera. Eso de olvidarlo es cierto. Como dice un profe mío, una experiencia de éstas es un punto de inflexión, un inicio. A partir de ese momento es cuando empieza el auténtico trabajo de la atención para desarrollarlo hasta integrarlo con normalidad.
Gracias por tus palabras.