martes, 9 de septiembre de 2008

Alma de niña



Lo reconozco, lo asumo, lo confieso, lo declaro en voz alta, lo grito a los 4 vientos: a pesar de tener 50 años y medio, TENGO ALMA DE NIÑA.

No, no creáis que me ha sido fácil aceptarlo. He luchado en contra de eso, queriendo dar la imagen, y también sentir en todos mis poros, que soy una mujer adulta, responsable, seria, trabajadora, concienzuda, analítica, lógica, madura, inteligente.... (podéis añadir adjetivos si os apetece ;-)

No digo que no sea todo o parte de eso, pero he estado rechazando una parte de mí, por considerar, erróneamente probablemente, que ya no toca, que es ridícula. Supongo que ha sido parte de mi máscara, de mi neura, de mi ego, por sentir que así conseguiría más cosas, sería más querida. Dar imagen de seguridad, de conocimiento, forma parte de mis mecanismos de defensa.

Yo era una niña muy risueña y feliz, coqueta y presumida, la reina del mambo. Mi mamá me inculcó que DEBÍA tener estudios, cultura, ser autónoma, independiente y nunca mostrar mis debilidades, así nadie podría hacerme daño nunca, en especial los hombres, esos monstruos de los que nunca te fíes, hija mía, no se puede confiar en ellos.

DEBÍA ser trabajadora, concienzuda, HACER LO QUE SE TENÍA QUE HACER. Y yo, que era una niña muy obediente y que quería mucho a mi mamá, que era la mejor del mundo y siempre tenía razón, le hice caso.

Desde muy joven he parecido más adulta y madura de lo que era en realidad. He querido ser LA BUENA HIJA, LA BUENA ESPOSA, LA BUENA MADRE, LA BUENA AMIGA, LA BUENA... TODO, la mejor!!

Sin darme cuenta establecí una lucha interna negando esa ALMA DE NIÑA, juguetona, seductora, algo caprichosa, con muchas ganas de pasarlo bien, de reír, de divertirse, de buscar y encontrar el placer, de carcajada fácil y llanto igual de fácil.

Hoy, exactamente hoy (aunque como en todo en la vida, ha habido un proceso previo) esa niña ha regresado a mi vida. Poco a poco le he ido abriendo la puerta del armario oscuro en el que estaba encerrada y hoy me ha saludado, me ha dicho: hola, aquí estoy con ganas de pasarlo bien contigo. Ya estoy harta de estar aquí dentro. Está oscuro, es estrecho y huele mal.

Me he emocionado, le he sonreído ampliamente y la he abrazado.

Todo siempre tiene dos caras como mínimo. La intención de mi madre era la mejor y le agradezco que me inculcara el gusto por la lectura, por el conocimiento, por la cultura. En el reverso, negué mi faceta más lúdica, más ociosa, más divertida, más infantil.

Ahora quiero compaginar esas dos caras, que no sean opuestas sino complementarias.

Una mujer de 50 años con alma de niña.

17 comentarios:

magofez dijo...

bueno, yo siempre le hablo a las cientos de fotos que tengo de niño (gracias papá!) Siempre me ha resultado entrañable el hacerlo, incluso emocionante.

Pienso tal cual tú, con lo de la edad del alma, y es que es así, ahì se quedó para siempre verdad?

bonita entrada, petons!

Vilo & Bellita dijo...

A ver cuando nos juntamos unos cuantos para tirarnos por un tobogán, hacer la danza de la lluvia -Dios! ja ja, la hacíamos de tan peques convencidos en la alta montaña, como no iba a llover en marzo al día siguiente-, comer golosinas o ver una de dibujos animados con un refresco y cubos gigantes de palomitas...

Y puedo seguir, Anita...

Venga... chócala! Hasta pronto...

Irreverens dijo...

Pues sé muy bienvenida, pequeña Ana, aunque lo tuyo es dar pasos de gigante, por lo que leo, jejeje!
:D

Por cierto, ¡qué foto tan chula! Ahí ibas disfrazada de algo, ¿no?
:)

Petonassos
P.S.: el hecho de que siempre que escribo algo, mis protagonistas son niños, creo que también dice mucho de mi alma, ¿no crees?

A través del velo dijo...

Sí Wilde, creo que por ahí va el tema, la edad del alma, que es la misma a pesar de los años que vamos cumpliendo, esa parte "eterna" que es inmutable.

Ay sí, Vilo, tengo unas ganas de jugar!! Qué gracia lo del tobogán, a veces, cuando paso por un parque, si no hay nadie, me tiro por el tobogán o me columpio un rato... me encanta!!

Irre, no voy disfrazada... era verano, costa del Maresme y llevaba el albornoz de mi hermano mayor, que estaba viejo y raído pero que me encantaba ponerme. Recuerdo que me gustaba mucho ese albornoz grandote... curioso, me vuelve esa sensación a la memoria, la había olvidado... ;-)
Algo debe haber de eso si sueles tener de protagonistas a los niñoss, seguro!!

besitos a todos

Irreverens dijo...

Anda, pues me pareció uno de esos disfrazes enteros, como de osito o algo así, jajaja!
:)

caminante dijo...

bueno, tienes otro cincuenta años
para la inocencia,
para despejar máscaras.
para jugar a la vida sin muros.
abrazos desde rep. dominicana.

Unknown dijo...

me encanta tu alma de niña, Ana. no la pierdas nunca.

A través del velo dijo...

jeje Caminante, es cierto, otros 50para la autenticidad y la libertad. Siempre me he pre-visto centenaria...;) Bienvenido a mi blog

Astra, gracias, de corazón. Cuando digo que la he recuperado...nunca mejor dicho pues perdí parte de mi inocencia a los 7 años con un desgraciado incidente que me ha marcado más de lo que quisiera.

Besos a todos

Meiga en Alaska dijo...

Bienvenida de nuevo al exterior, niña hermosa. Y tú, Ana, dale cancha :)

Besos y un placer leerte de nuevo

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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tutu dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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