martes, 9 de febrero de 2010

El eneagrama de la sociedad. Claudio Naranjo

"...El mandamiento cristiano de «amar al prójimo como a uno mismo, y a Dios por encima de todas las cosas» no se refiere en verdad a un solo amor, sino a un equilibrio entre tres amores: al yo, al tú, y al ÉL y no se trata de amar al prójimo más que a uno mismo, sino de amar al ser humano -tanto en el otro como en uno mismo- y más aún lo sobrehumano. Ciertamente, muchos fallan en este principio espiritual por egoísmo o escaso amor al prójimo. Más que un hermano, el otro pasa a ser un extraño que se ignora, utiliza o combate. Hay en este amor una pérdida del tú, una pérdida de la capacidad de sentir al otro como sujeto. Parecería que la esencia del egoísmo fuese el amor a uno mismo; pero si examinamos de cerca la situación psicológica del egoísmo, vemos que entraña sobre todo una apasionada búsqueda de sustitutos del yo y del amor. Más que una forma de amor a sí mismo es resultado de un implícito rechazo de sí mismo; porque el egoísta no se ama a sí mismo, necesita llenar ese vacío con una exaltación de deseos secundarios. La condición de amistad o benevolencia consigo mismo es algo diferente del instinto: no impulso, sino afirmación generosa del impulso; no motivación animal, sino íntima experiencia humana. Pero no sólo se falla en lo relativo al amor humano, particularmente en nuestro mundo secular. Pienso que un aspecto fundamental de las muchas condiciones patológicas es la pérdida de ese amor que está más allá del amor al prójimo y del amor a uno mismo, y que es algo así como un arder de la chispa divina que está dentro de nosotros, amándose..."

2 comentarios:

lorenzo - sinergiasostenible dijo...

felicidades por el blog. Que grande, Claudio!

A través del velo dijo...

Gracias Lorenzo