
¿Alguna vez habéis estado en una boda en la que no conocéis a absolutamente a nadie, ni a los novios?
Este sábado pasado acompañé a una amiga mía que canta en un coro de gospel a un bolo. Era una boda en un pequeño y precioso pueblo de La Garrotxa, zona volcánica cerca de Girona.
Me encargó la tarea del reportaje gráfico del coro (no de la boda). Llegamos con antelación y desde una pequeña terraza donde nos tomamos un aperitivo vimos como iban llegando los invitados, elegancia y modelitos por todo lo alto.
Yo iba vestida en plan campestre, zapatillas deportivas incluidas.
Me senté en el rincón más discreto que encontré de la pequeña iglesia románica, bien situada para poder fotografiar y filmar a los cantantes. Pero la iglesia se llenó hasta los topes y me encontré rodeada de lentejuelas, vestidos largos, zapatos con tacón de aguja, trajes y corbatas y maquillajes y perfumes tipo Chanel.
De vez en cuando captaba miradas dirigidas hacia mí del tipo: ¿y ésta quién es?? Más que por ser una completa desconocida, por mi indumentaria que chocaba frontalmente con la de los participantes a la ceremonia.
Fue una experiencia bastante curiosa oir a los amigos hablar de los novios en el púlpito, estar presente en uno de los días más importantes para esta pareja a la que era la primera vez que veía. Me sentí como una intrusa en un acto íntimo de su vida, como si viera una película o más que eso, en medio de esa película, como si hubiera traspasado la pantalla de una sala de cine y me encontrara experimentando en vivo y en directo una historia totalmente ajena a mí.
Me descubrí imaginando sus vidas a través de los retazos que iba escuchando, intentando sentir lo que ellos sentían por las expresiones de sus caras; adivinar la estructura de sus familias, padres, abuelos, hermanos. El grupo que me rodeaba era clarísimamente el de los amigos: "mira, ésta ha venido sola, seguro que es amiga de la novia; y aquél?? también ha venido solo, no está nada mal, por cierto....; ostia!! ¿y aquella? va con pantalones piratas de playa...¡¡si desentona más que yo!!
Al final de la ceremonia, el coro cantó "Oh happy day", haciendo palmas y me encontré en un papel de animadora que no había planeado, haciendo yo también palmas y contagiando a mis vecinos de banco, hasta que prácticamente toda la asistencia acabó acompañando al coro con las manos.
Y así acabó esa situación un tanto extraña. Salí de la iglesia y me reuní con mi amiga y el resto de artistas. Nos fuimos a comer y me di cuenta de que probablemente jamás volvería a ver a ninguna de esas personas con las que compartí accidentalmente un acontecimiento que ellos recordarán durante mucho tiempo. Quizás yo también....
Este sábado pasado acompañé a una amiga mía que canta en un coro de gospel a un bolo. Era una boda en un pequeño y precioso pueblo de La Garrotxa, zona volcánica cerca de Girona.
Me encargó la tarea del reportaje gráfico del coro (no de la boda). Llegamos con antelación y desde una pequeña terraza donde nos tomamos un aperitivo vimos como iban llegando los invitados, elegancia y modelitos por todo lo alto.
Yo iba vestida en plan campestre, zapatillas deportivas incluidas.
Me senté en el rincón más discreto que encontré de la pequeña iglesia románica, bien situada para poder fotografiar y filmar a los cantantes. Pero la iglesia se llenó hasta los topes y me encontré rodeada de lentejuelas, vestidos largos, zapatos con tacón de aguja, trajes y corbatas y maquillajes y perfumes tipo Chanel.
De vez en cuando captaba miradas dirigidas hacia mí del tipo: ¿y ésta quién es?? Más que por ser una completa desconocida, por mi indumentaria que chocaba frontalmente con la de los participantes a la ceremonia.
Fue una experiencia bastante curiosa oir a los amigos hablar de los novios en el púlpito, estar presente en uno de los días más importantes para esta pareja a la que era la primera vez que veía. Me sentí como una intrusa en un acto íntimo de su vida, como si viera una película o más que eso, en medio de esa película, como si hubiera traspasado la pantalla de una sala de cine y me encontrara experimentando en vivo y en directo una historia totalmente ajena a mí.
Me descubrí imaginando sus vidas a través de los retazos que iba escuchando, intentando sentir lo que ellos sentían por las expresiones de sus caras; adivinar la estructura de sus familias, padres, abuelos, hermanos. El grupo que me rodeaba era clarísimamente el de los amigos: "mira, ésta ha venido sola, seguro que es amiga de la novia; y aquél?? también ha venido solo, no está nada mal, por cierto....; ostia!! ¿y aquella? va con pantalones piratas de playa...¡¡si desentona más que yo!!
Al final de la ceremonia, el coro cantó "Oh happy day", haciendo palmas y me encontré en un papel de animadora que no había planeado, haciendo yo también palmas y contagiando a mis vecinos de banco, hasta que prácticamente toda la asistencia acabó acompañando al coro con las manos.
Y así acabó esa situación un tanto extraña. Salí de la iglesia y me reuní con mi amiga y el resto de artistas. Nos fuimos a comer y me di cuenta de que probablemente jamás volvería a ver a ninguna de esas personas con las que compartí accidentalmente un acontecimiento que ellos recordarán durante mucho tiempo. Quizás yo también....