viernes, 27 de abril de 2007

La película de mi vida



Este texto lo escribí en el mes de noviembre y me ha venido a la memoria al leer el texto de Paulo Coelho que publiqué ayer. Fue una sensación espontánea que surgió sin que yo la provocara.

La película de mi vida
En un día cualquiera de éstos que pueblan mi vida actualmente, con las tareas cumplidas metódicamente para poder llegar a todo con serenidad, sin prisas y sin pausas, camino por el túnel de un metro para salir a la bulliciosa avenida del Paralelo de Barcelona. Poco a poco va llegando a mí la melancólica melodía de un saxo, que un músico de calle va extrayendo de su instrumento. La música me transporta mágicamente a otra dimensión. De repente, siento como si me desdoblara y la mujer que anda a paso firme y rápido por los callejones del metro ya no soy yo, es Ana, sí y es un personaje del guión de una película. Me descubro mirándola desde una cierta distancia, observándola en su caminar, en sus pensamientos, en sus emociones, en sus deseos y expectativas, en sus preocupaciones, miedos, alegrías, en todo lo que es esa Ana, ese ser humano que anda para aquí y para allá en su vida terrenal. Me sorprendo también creando un personaje que está fuera de mi pantalla visual, que es el guionista de esa película y, al mismo tiempo, yo soy parte de ese guionista."Ana camina por las calles de Barcelona. Se dirige a casa de un compañero de formación para acabar el trabajo que tiene que presentar el próxima viernes. Las calles se iluminan ya con la decoración navideña. Enfila por una que hace mucha subida, con la firme intención de tomárselo con calma. Sus pensamientos vuelan hacia esa cercana Navidad que tanta pereza le da. Antes se emocionaba con el ambiente que se crea en esas fechas. Ahora ya no. Le parece todo superficial y vano. Quiere reinventar la Navidad, su Navidad, a su medida y a la de sus hijos."Y así se va desarrollando la escena, minuto a minuto, bajo mis ojos de espectadora de mi propia vida. Siento que una parte del guión es desconocida para mí y también para Ana. Sólo el guionista en jefe la sabe, sea quién sea. A mí no me lo han presentado nunca, aunque intuyo su existencia. Y yo tengo mi parte de responsabilidad en ese guión. Ana es la única que no sabe nada y que va evolucionando por el escenario, atenta a captar las señales que los guionistas le envían para dar el siguiente paso y sintiendo lo que los seres humanos sienten, todo lo que siente ella, que le ha tocado ese papel en esa película.Ella no lo sabe. Los guionistas le reservan muchas sorpresas, algunas agradables y otras no tanto, historias que se entretejerán con las de otros actores que están su vida-guión y con otros que aparecerán en el futuro. Otros desaparecerán. Ya han agotado su rol. Y todo ello conforma una tela de araña preciosa y precisa que los guionistas se encargan de hacer coincidir con precisión matemática en las vidas de cada uno de los personajes.Esa sensación me duró varios días. Ahora, la recupero de vez en cuando a voluntad. Me gusta esa posición de observadora y co-guionista de mi propia vida. Es una manera de desidentificarme de mis emociones y ser objetiva con lo que me pasa, entiendo a veces los hilos que llevan a ciertas situaciones, otras no, aunque me invade la certeza de que el guionista-jefe tiene muy clara la razón por la que ha introducido ese escena en la película. Y eso me hace tener confianza, confianza en la vida, confianza en que nada es por casualidad, aunque yo no lo entienda en ese momento. Y la seguridad de que una de las cosas más importantes es que yo siga sintiéndome, no sólo protagonista de mi vida, sino también co-guionista, es decir, responsable de mí misma y de la película de mi vida.AnA

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