jueves, 26 de abril de 2007

Como si fuera la primera vez

Hoy he recibido en mi correo este texto de Paulo Coelho. A pesar de no ser un autor de mi devoción, hay muchas cosas de él que me gustan. En esta ocasión, me ha encantado por ser una sensación que a veces he experimentado y que ahora hace tiempo que no me ocurre. La había olvidado y creo que es una lástima, pues empezar cada nuevo día como si fuera el primero es una de las sensaciones más placenteras que he tenido. No existe el pasado, no existe el futuro y todo se ve con los ojos inocentes del niño que llevamos dentro, redescubriendo objetos que, a fuerza de cotidianeidad, dejan de sorprendernos y dejamos de darles su justo valor, dándolas por evidentes y seguras...hasta el día que, por una razón u otra, dejamos de tenerlas.
Damos por sentado que el sol sale cada día y que cada mañana, al levantarnos va a estar ahí, dándonos su calor, su luz y su energía. Es tan obvio que no nos paramos a admirar la belleza del astro rey y todos los beneficios que nos aporta. Tenemos un techo, una casa, una cama, colchón, sábanas y mantas (o edredón nórdico), calefacción para cuando tenemos frío y tantas y tantas cosas más que damos por sentadas, sin acordarnos de que es un auténtico privilegio del que no todo el mundo dispone; como el agua, que sólo ahora empezamos a darnos cuenta de que nos podemos quedar sin y eso nos sorprende tanto como si algún día dejara de salir el sol.
Redescubrir nuestro entorno, nuestras pertenencias, el mundo que nos rodea hasta en los más mínimos detalles, las personas con las que nos relacionamos, de cerca y de no tan cerca; los amigos, familia y conocidos e incluso los desconocidos que nos cruzamos por la calle; observar detalles que cada día están bajo nuestros ojos y no vemos; la sonrisa de la panadera y el bostezo del niño caminando hacia la escuela; en fin....os dejo con el texto de Paulo Coelho, que habla por sí solo.
Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos. Ver a las personas que me rodean con sorpresa y asombro, alegre por descubrir que están a mi lado compartiendo una cosa llamada amor, de lo que se habla mucho y se entiende poco.
Subiré al primer autobús que pase, sin preguntar a dónde va, y me bajaré en cuanto vea algo que me llame la atención. Pasaré por delante de un mendigo que me pedirá una limosna. Tal vez le dé, o tal vez piense que se lo gastará en bebida, y siga adelante, oyendo sus insultos, y entendiendo que esa es su forma de comunicarse conmigo. Pasaré por delante de alguien que está intentando destrozar una cabina telefónica. Tal vez intente impedírselo, o tal vez entienda que hace eso porque no tiene con quién hablar al otro lado de la línea, y de esa forma intenta espantar su soledad.
En cada uno de estos 365 días miraré todo y a todos como si fuese la primera vez, sobre todo las cosas pequeñas, a las que ya estoy tan acostumbrado que he olvidado la magia que las envuelve. Las teclas de mi ordenador, por ejemplo, que se mueven con una energía que no comprendo. La página que aparece en la pantalla, y que hace mucho que no se manifiesta de manera física, aunque yo crea que estoy escribiendo en una hoja blanca, donde es fácil corregir con sólo pulsar una tecla. Al lado de la pantalla del ordenador se acumulan algunos papeles que no tengo paciencia de poner en orden, pero si descubriera que esconden novedades, todas estas cartas, impresos, recortes, recibos, ganarían vida propia, y tendrían historias curiosas que contarme, sobre el pasado y el futuro. Tantas cosas en el mundo, tantos caminos recorridos, tantas entradas y salidas en mi vida.
Voy a ponerme una camisa que acostumbro a llevar, y por primera vez voy a fijarme en su etiqueta, en la forma en que fue fabricada, y voy a intentar imaginar las manos que la diseñaron, así como las máquinas que transformaron ese diseño en algo material, visible.
Incluso las cosas a las que estoy habituado, como el arco y las flechas, la taza de café de la mañana, las botas que después de mucho uso se transformaron en una extensión de mis pies, se revestirán del misterio del descubrimiento. Que todo lo que toque mi mano, vean mis ojos, pruebe mi boca, sea ahora diferente, aunque haya sido igual durante muchos años. Así, dejarán de ser naturaleza muerta, y pasarán a transmitirme el secreto para estar conmigo tanto tiempo, y manifestarán el milagro del reencuentro con emociones que la rutina ya había desgastado.
Quiero mirar por primera vez al sol, si mañana hace sol; a las nubes, si mañana está nublado. Por encima de mi cabeza existe un cielo al que la humanidad entera, a lo largo de miles de años de observación, dio una serie de explicaciones razonables. Después olvidaré todas las cosas que aprendí respecto a las estrellas, y estas se transformarán de nuevo en ángeles, o en niños, o en cualquier cosa que me apetezca creer en el momento.
El tiempo y la vida han ido transformando todo en algo perfectamente comprensible, y yo necesito del misterio, del trueno que es la voz de un dios encolerizado, y no una simple descarga eléctrica que provoca vibraciones en la atmósfera. Quiero de nuevo llenar de fantasía mi vida, porque un dios encolerizado es mucho más curioso, interesante y aterrador que un fenómeno físico.
Y por último, quiero verme a mí mismo, cada uno de estos 365 días, como si fuese la primera vez que estuviese en contacto con mi cuerpo y mi alma. Quiero ver a esta persona que camina, que siente, que habla como cualquier otra, quiero admirar sus gestos más simples, como conversar con el cartero, abrir la correspondencia, contemplar a su mujer durmiendo a su lado, preguntándose con qué estará soñando.
Y así, seguiré siendo lo que soy y lo que me gusta ser, una constante sorpresa para mí mismo. Este yo que no fui criado por mi padre ni por mi madre, ni por mi escuela, sino por todo aquello que viví hasta hoy, olvidé de repente, y estoy descubriendo de nuevo.
Paulo Coelho

7 comentarios:

A través del velo dijo...

Thanks!! I understand that you are able to read in spanish, is'nt it??
Wellcome to my space.

Anónimo dijo...

Me pasa exactamente lo mismo que a ti. No me convence ná de ná, pero tiene textos muy bonitos que llegan. Su libro "Once minutos" está cargado de ellos, te lo recomiendo si no lo has leido...

Muy bonito si, graciñas...

1 beso

Isabel dijo...

Que bonito Ana, sorprenderse de uno mismo, dejar el pasado y olvidar el futuro, viviendo solo el presente. Creo que es una forma de renacer constantemente, de sacarle el jugo a la vida, de vivir!
Paulo Coelho, tiene algunos textos, muy buenos como cerrando círculos (ya sabes que me encanta), este que nos traes tú me ha gustado mucho y me quedo con la síntesis de lo que para mi es el escrito…Si le doy limosna o no, si me insulta, seguiré adelante pensando que es su forma de comunicarse conmigo. Aquel otro que está destrozando la cabina y no sé si lo voy a impedir o entenderé que no tiene con quien hablar y tal vez esa sea su forma de espantar la soledad.
Pienso que es la postura idónea, es decir no sé como voy a reaccionar, aunque de cualquier forma ya me estoy planteando el respeto y entendimiento del otro…Ana es el Carpe Diem llevado a la práctica.
Me ha encantado.

2.000 Besos.

Anónimo dijo...

No es si el sol sale o no, es el significado que tu le das cuando sale, lo que sientes cuando acaricia tu piel, cuando escuchas el trinar del ave en su nido, cuando ves la luz del sol brillar a través de las ramas de un árbol, cuando ves la sonrisa de un niño mientras juega; son los detalles, aquellos que llenan el día y la vida, y lo que sientes al observarlos con detenimiento..
Cuando descubres lo que hay en tí, y como sopesarlo y sobrellevarlo sin intentar cambiarlo, aprendiendo quien eres, reconociendo cómo te ven los demás sin forzarte a cambiar..
aprendiendo que el dolor debe dejarse fluir, sin reprimirlo, beberlo todo de un viaje una vez que ha salido del todo, y cuando lo liberas, puedes comenzar a vivir y sentir nuevamente aprendiendo de tus errores, viviendo sin temor ni rencores
Saludos

A través del velo dijo...

anónimo.... SÍ es si el sol sale o no. Creo que no has entendido el sentido del texto. Lo que tú comentas es otra parte de la historia que evidentemente tiene importancia. El texto de Paulo Coelho y lo que yo he escrito hacen referencia a no dar las cosas por sentadas, a valorar lo que asumimos como evidente, a volver a verlo todo como si fuera la primera vez.
Saludos

tootels dijo...

EFECTIVAMENTE ESA ES LA ACTITUD, Y ES GRATUITA... CUESTA PORQUE LA QUEJA ES DEMASIADO FACIL, PERO ES LA MEJOR FORMA DE SONREIR DIA SI Y DIA TAMBIEN... POR SUPUESTO HABLO DE MI, LOS CASOS SON CADA UNO DE UN COSTAL, PERO PARA MI , CADA DIA ES UNA NUEVA EXPERIENCIA, HAY QUE SER UN POCO COTILLA CON LAS COSAS QUE NOS APARECEN DIA A DIA(COTILLA QUE NO MARUJA, EH?!)
CARPE DIEM, ANA, CARPE DIEM!!!

A través del velo dijo...

Cotillas, cotillas, claro que sí!! La curiosidad sin marujeo. ¡Qué bien tootels que sepas vivir cada día de esta manera! Yo lo voy consiguiendo....
Un beso