viernes, 13 de julio de 2007

Ekilibrio

La contra de La Vanguardia suele tener artículos interesantes. Este me lo ha parecido, no sólo por el tema que trata y lo que dice el entrevistado, sino porque le encuentro un paralelismo con la actitud personal e íntima que estoy aprendiendo conmigo misma y que coincide con alguna cosilla que escribí en mi entrada anterior y, desde luego, con el famoso "hacer sin hacer" de los orientales. A los occidentales nos cuesta mucho eso de quedarnos quietos y no hacer, a mí me custa horrores. Tiene que ver con la necesidad de control, con la desconfianza y con "empujar el río", además de con el ansia de poseer y la necesidad de sentirnos seguros. Resultado: como pasa a menudo, cuanto más necesito sentirme segura, más controlo y cuanto más quiero controlar, en realidad menos lo hago.
Nos estamos cargando a nuestra querida Tierra con tanto hacer. Paremos. La solución parece estar en volver a vivir como lo hacíamos hace un siglo.

¿Quién no sueña con vivir sin contaminación, sin ruidos, aunque sea a costa de menos comodidades? Quizás sea cuestión de saber seleccionar lo realmente importante de lo superfluo. Encontrar el ekilibrio.

Yo me apunto.

Jorge RIECHMANN · POETA
"¡Pedaleamos hacia el despeñadero!"
VÍCTOR-M. AMELA - 13/07/2007

Tengo 45 años. Nací en Madrid y vivo en Galapagar. Me licencié en Matemáticas, me doctoré en Ciencias Políticas, fui profesor de filosofía moral en la Universitat de Barcelona y soy poeta. Trabajo como investigador en el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud. Estoy casado, sin hijos. Soy ecosocialista. Soy agnóstico
- Matemático, politólogo, poeta... ¡Qué mezcla!
- Soy un catacaldos, sí. Pero antes de estudiar nada, era poeta.
- Dio clases de filosofía moral: ¿qué es eso?
- Ética. A partir de los 80, ahondé en la ética acerca de lo medioambiental y lo social.
- ¿Y qué hizo?
- Me comprometí con movimientos políticos verdes. Y fui uno de los promotores de Científicos por el Medio Ambiente (Cima).
- ¿Qué es Cima? - Una asociación de científicos y tecnólogos, de sociólogos, biólogos, epidemiólogos, toxicólogos, medioambientalistas, investigadores en salud pública...
- ¿Con qué objetivos?
- Plantear propuestas que hagan viable la sostenibilidad del medio ambiente, de cara al Plan Nacional I + D para el 2008-2011.
- Resúmalas. - La voz de los científicos, hoy ya unánime, debe traducirse en políticas prácticas. A saber: el secreto es detenerse.
- ¿Detenerse? - No viajamos sobre una bicicleta que caerá si dejamos de pedalear: podemos dejar de pedalear y guardar el equilibrio.
- ¿Ser equilibristas de nuestro mundo?
- Eso... o seguir pedaleando ¡hacia el despeñadero! Que es lo que estamos haciendo.
- Descríbame el despeñadero.
- Zonas de desiertos inhabitables, como España, por ejemplo. Poca tierra emergida y habitable en el cinturón del Polo Norte... El colapso de nuestro mundo y de este planeta.
- No tiene gracia.
- No. En vida nuestra se ha verificado un hecho que altera la situación del ser humano en el universo, un hecho trascendental... que debería hacernos cambiar.
- ¿Qué hecho?
- El mundo disponía antes de espacio ecológico libre, y en ese contexto encajaba la lógica de identificar progreso con crecimiento. Pero desde 1980 vivimos en un mundo lleno.
- ¿Qué entiende por mundo lleno?
- El crecimiento del sistema socioeconómico humano a costa de la biosfera llegó a un punto en el que ya la daña.
- ¿Y cómo sabe que eso sucedió en 1980?
- Se calculó nuestra huella ecológica en términos territoriales. Tu huella ecológica es esa superficie de planeta (tierra y mar) que te sostiene, es decir, la extensión de planeta que necesitas para abastecerte de recursos y acoger tus residuos, dado tu tren de vida. Pues bien: la huella ecológica de la humanidad, ¡en 1980 igualó ya la extensión completa del planeta, por primera vez en la historia!
- ¿Y hoy? - Hemos mantenido la vieja lógica de que sólo progresas si creces, ¡y seguimos creciendo como si dispusiéramos de más planetas...! Así, la huella ecológica de Holanda, por ejemplo, equivale a 16 veces su superficie.
- ¿Qué habría que hacer?
- Dejar de practicar la sobrepesca, dejar de devastar bosques, dejar de vivir adictos al petróleo, apostar por energías renovables, apostatar de nuestra religión tecnolátrica...
- ¿Hay tiempo?
- Lo primordial es salir de esta ilusión de normalidad en que vivimos. ¡El momento es excepcional! Lo dice Lester Brown en Estados Unidos: "Ya logramos trastocar toda la sociedad estadounidense para enfrentarnos a la II Guerra Mundial. ¡Logrémoslo ahora!".
- ¿Que actuemos como ante una guerra?
- Sí. Podríamos al menos estabilizar el uso de energías primarias e iniciar una transición hacia un sistema sostenible. Pero detecto que no hay intención de hacerlo...
- ¿En qué lo detecta?
- Hace poco pudo aprobarse en España una reforma fiscal para gravar los coches que más carburante queman. Pero las industrias petrolera y automovilística presionan, y los políticos se arrugan.
- Se apuesta por el biocombustible, ¿no?
- Ventajas: nos independiza del agotamiento de los hidrocarburos, y contamina menos. Problemas: con las actuales cuotas de consumo, para sustituir el petróleo necesitaríamos tanta biomasa ¡que ni toda la superficie cultivable del planeta sería suficiente!
- ¿No?
- Sustituir por biocombustibles el 10% del petróleo hoy usado en transportes en Europa... precisaría del 31% de todas las tierras de cultivo de la Unión Europea.
- Podríamos importar ese biocombustible.
- A costa de devastar las selvas tropicales de Malasia, Indonesia, Brasil... Ya sucede.
- ¿También en el Brasil del socialista Lula?
- Sí. Lula es socialista y poco ecologista.
- Esto se parece a un callejón sin salida...
- No. En ciudades en que es difícil circular con coche, ¡fíjese cómo gana la calidad de su vida urbana! Integremos campo y ciudad...
- ¿Huertos en las calles?
- Hasta la I Guerra Mundial, ¡París se autoabastecía de frutas y verduras de sus huertos urbanos! Pero la sustitución del caballo por el coche los dejó sin estiércol...
- Un poema suyo fabula con vivir sin coche, sin tele y sin fútbol.
- Quizá se abriese un espacio acogedor...
- Qué difícil, qué difícil, ¡admítamelo!
- Conozco a gente cautivada por algún apartado pueblecito de Marruecos... Admítame usted que hoy identificamos como paraíso ¡lo que teníamos en casa hace un siglo!
- Admitido, salvo por la miseria que había.
- ¡Eso es algo hoy solventable! Solventado eso, ¿progresamos? ¿Queremos seguir avanzando en hacer inhabitable nuestro entorno?
- Insisto: ¿qué hacer?
- ¡Dejar de hacer! El problema, justamente, es que hacemos demasiado.


viernes, 13 de julio de 2007

La Contra página nº 72
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DETENERSE
"Haremos más" ha sido uno de los últimos lemas electorales. Y Riechmann discrepa, así: "¡Hagamos menos!". En un planeta finito, es imposible el crecimiento material infinito, resume. "Lo difícil para nuestra cultura es detenerse", añade... Como investigador, activista -´Perdurar en un planeta habitable´ (Icària)-, filósofo y poeta, nos previene de nuestra "mercadolatría y tecnolatría", y de sus textos en ´Conversaciones entre alquimistas´ (Tusquets) me atrae una reflexión sobre el misterio del bolso de las mujeres: "Un estudio dice que, de promedio, un bolso pesa 1,70 kilos. Si las llaves, el monedero y el móvil suman 300 gramos, ¡queda el ´resto imprevisible´!". Y anoto esta cita de Heráclito: "El sendero que sube es el mismo cuando baja". De lo que entiendo que todo es reversible.

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