No sé dónde ni cómo, en algún lugar de mi interior, hay un espacio para el descanso, para la armonía, para la paz.
La lucha ha sido dura e intensa y ya estoy cansada. A veces lucho para dejar de luchar. Una auténtica locura. La lucha por la paz.... ¿no es acaso un contrasentido? quizás no. No lo sé.
Hay tantas cosas que no sé... A veces tengo la sensación de que cuanto más aprendo menos sé.
En ocasiones me cuesta ver al otro, o me cuesta verlo tal cual es y sólo lo veo a través de mis carencias y de mis proyecciones. Se me hace difícil la observación objetiva y sin juicio. Cuando lo logro, descanso. Genial.
El descubrimiento de uno mismo es como ir sacando capas de cebolla o vueltas de tuerca, que digo yo. Creo que me gusta más lo de las capas de cebolla, lo otro suena más violento, da imagen de esfuerzo y no hace mucho mi terapeuta me decía que no me fíe de lo que me supone esfuerzo.
Me he pasado la vida queriendo ir siempre más allá de donde estaba, en una autoexigencia sin límites. El truco ahora es imaginarme que acabo de correr una carrera cansadísima, tipo maratón o 1500 y que he llegado a la meta, exhausta y feliz y simplemente descansar, disfrutar.
Fritz Perls, el padre de la Gestalt, decía que cuanto más queremos avanzar, más bloqueamos el curso de la existencia (querer empujar el río, decía él). Deja que las situaciones te guíen en vez de querer forzarlas.
Hoy es uno de esos días en los que estaba en pie de guerra con el mundo entero, hasta que, ya anocheciendo, he depuesto las armas y ha llegado la calma. Y desde esa calma escribo ahora, reconociendo que la neura ha atacado de nuevo, auqneu esta vez he logrado que la sangre no llegara al río... que eso de cortar cabezas es agotador!!!
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