Este es el salón comedor, con una mesa donde nos encontrábamos todos los residentes en la casa: tortitas, mini-buñuelos, tostadas, fruta fresca, mantequilla, mermelada de albaricoque, de fresa y de higos; zumo de naranja recién exprimido, café y leche.
Este el salón de la casa, en la misma estancia que el comedor. En verano se utiliza poco pues se está más a gusto en la jaima de la terraza.
Tras el desayuno, Isa y yo optamos por instalarnos en la jaima. El levante seguía soplando con fuerza y casi todos decidieron ir a la playa, a pesar de no ser el día ideal. Nosotras preferimos seguir descansando. Yo me pegué una siesta de desayuno que ni os cuento, mientras Isa leía. de vez en cuando yo abría un ojo, incluso a ratos los dos y hasta llegué a escribir algunas líneas en la libreta que siempre va conmigo y donde apunto impresiones, reflexiones, sensaciones cuando me ocurren en cualquier lugar. Hice estiramientos, algo de meditación (la jaima invita a ello, con sus alfombras y cojines) además de dormir, leer y escribir.
Un poco antes del mediodía apareció en nuestro paraíso particular del terrado una pareja que se alojaba en la casa, también de Barcelona. Estuvimos charlando agradablemente y decidimos ir a comer juntos a un pequeño restaurante marroquí que ellos conocían, fuera de la medina. En Marruecos hay pocos restaurantes donde ofrezcan vino o cerveza, o sea, alcohol, pero aceptan que lo traigas de fuera e incluso te lo ponen en la nevera. Nuestros nuevos amigos llevaban ya varos días en Asilah y fueron comprar cervezas a una especie de bodega y comimos gambas, pescadilla y calamares fritos, con una ensalada marroquí (tomate, cebolla y pepino, cortado a trocitos muy pequeños).
Tras la comida, Silvia y Tony nos llevaron a un rincón del mercado donde hay un viejecito que vende frutas y verduras y que hace masajes. Lo citaron para esa misma tarde en Dar Manara para que le hiciera un masaje a Silvia.
Mercado de Asilah
Isa y yo volvimos a nuestra querida jaima. Hice una sesión de reiki a Isa y cuando estaba acabando, llegó el viejo masajista. Me quedé observando cómo le hacía el masaje a Silvia, que a ratos reía por las cosquillas que le hacía, a ratos lloraba de dolor. Si me había podido plantear contratar al viejo para otro día, desistí. No estaba yo para sufrir, ni que fuera por mi bien!!!
Silvia quedó tan hecha polvo (lo cual es normal cuando te hacen un buen masaje de estiramientos musculares) que le hice también a ella una sesión de reiki. La casa se convirtió en aquel momento en un centro terapéutico!!
Como habíamos comido tarde, decidimos no cenar. Aquella noche había espectáculo en el pueblo. Un grupo musical de Ghana tocaba el djambé en la plaza del pueblo y para allí nos fuimos. La música era genial y los hombres que la tocaban contagiaban su ritmo con el cuerpo. Y si no, ved vosotros mismos, aunque no sea lo mismo!!Tras el concierto, dimos una vuelta por las animadas calles de Asilah, aún con las tiendas abiertas a pesar de ser más de las 11 de la noche y a dormir!!
4 comentarios:
Y seguimos viajando gracias a ti. Algunas sensaciones que describes las viví en Marrakech. Estuve en sitios en los que volví a encontrarme con la tranquilidad.
Besitos.
Tota Àfrica continua essent un misteri per a mi, començant pel Marroc.
Que bé, que ens ensenyis tantes coses...
Gràcies, Ana!
qué marruecos tan diferente estás viviendo al que yo viví, qué suerte. me está pareciendo fascinante esta crónica del viaje, ¡no pares!
Me encanta sentirme acompañada por vosotros en este viaje. Es genial.
Mariano: así tú también has estado en Marruecos!!! Me alegro que reconozcas aquí ciertas sensaciones...
Viguetana:per mí també segueix sent un misteri, tota Africa... i queda tant i tant per conèixer!! Tinc ganes d'anar a l'Africa subsahariana... tot arribarà!!
Desesperada: cada viaje es un mundo, incluso para la misma persona en diferentes momentos de su vida. Yo estuve en Marruecos hace 17 años y fue otra historia muy diferente, entre otras cosas porque yo no soy la misma.
Besitos a todos y gracias por viajar conmigo!!!
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