Estoy trabajando. Aquí es donde actualmente paso la mayor parte de las horas del día y poco tiempo tengo para conectarme y escribir. El ordenador es compartido entre varios profesionales y mi labor principal se encuentra más entre las personas que entre las máquinas y los papeles, de lo cual me alegro muchísimo.
Cuando salgo de aquí, tengo ganas de seguir entre los humanos de carne y hueso: mis padres que ya están viejecitos, mis hijos con los que sólo tengo oportunidad de compartir la cena y poco más antes de irnos a dormir, mis amigos, mis animales.
Hay muchas cosas que han cambiado en mi vida y poco a poco, no sólo me voy adaptando a lo nuevo, sino que le voy encontrando el placer de que así sea.
Antes tenía un trabajo free-lance, en el que no me sentía atada a nada ni a nadie: iba y venía como quería, dando cursos por diferentes residencias geriátricas de Catalunya. La inestabilidad era la reina en todos los sentidos y yo argumentaba que prefería menos dinero o, en todo caso, menos seguro, que renunciar a mi libertad y a mis días de pseudo-nomadismo en los que me podía permitir dejar de trabajar e irme a la playa, a la montaña o simplemente quedarme en casa, conectada a internet, escribiendo o chateando.
Hoy tengo un trabajo más o menos estable (ninguno lo es del todo actualmente, no?) y he entrado en una rutina que a veces me agobia. Me he dado cuenta de que esa sensación de agobio es más neurótica que real pues mi trabajo me encanta y cada día lo disfruto más. No es un esfuerzo levantarme por las mañanas para venir al curro, más bien al contrario: disfruto sólo de pensar en volver a ver y a trabajar con mis ancianitos y en intentar, junto con mis colegas de trabajo, que este lugar sea lo más agradable posible para ellos.
Y cuanto más a gusto me siento en este mundo de realidades cotidianas, de tristezas y alegrías, de dolor y placer, de pequeños detalles sin grandes intensidades a las que tengo tendencia a ser adicta, menos necesito estar en contacto con el mundo virtual.
Me doy cuenta de que mi necesidad de intensidad emocional me ha llevado a buscarla ahí donde la podía hacer a mi medida: internet.
Ahora estoy de vuelta a casa, hacia mi interior y hacia los míos, los de carne y hueso, sin abandonar este mundo en el que sé que los que estáis detrás de maravillosos escritos también sois de carne y hueso, como lo soy yo también.
Es otra forma de relación: nos hablamos, nos tocamos, nos acariciamos, nos oímos.... quizás también nos olemos, de otra manera... porque la comunicación tiene muchas facetas y los sentidos descubren que pueden ir más allá del tiempo y del espacio... sin olvidar que esto es un medio que en ningún caso debería sustituir ni quitarle protagonismo al mundo real.
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo, pero es sublime contactar con gente de todo el país verdad? sentir que de verdad existe España. yo antes lo ignoraba. Y lo curioso, es que no somos tan diferentes, quizás vecinos y conocidos lo son mucho más. Quizás dentro de cincuenta años, la gente este en comunicación perfecta, gracias a... ¡todo!
Y cierto es, todo en su justa medida, los desequilibrios no son buenos ni en Internet, ni al teléfono y en nada de nada. Una pizca de cada cosa, incluso de locura a veces...
Me alegro por ti, de corazón. Bicos! y Gracias por tu post! bonito!
He conocido a mucha gente por este medio y esa es la magia de internet: estar en contacto con personas de muchos lugares que si no, jamás habría conocido. y sí, una pizca de locura es absolutamente imprescindible para mí también en esa receta en que la armonía se cpnsigue con el justo equilibrio de todos los ingredientes.
Gracias Wilde!! Petonets
Lo bonito, lo interesante, lo precios, es conseguir un equilibrio perfecto entre todas las coas, aunque sean de hecho tan dificil conseguilos.
Internet es un medio que nos permite contactar con personas de todo el mundo, los que lo hacemos de buena fé, aun más, porque nos permite compartir ideas, culturas, formas de pensar, y eso siempre ayuda a mejorar.
Espero que tu vida siga siendo equilibrada.
Besos.
bueno ya eatoy aqui para bajar un poco el nivel transcendental de la historia... primero una canción para hermanarno.... " amigos para siempre nil yul lovin in mai freeeeenn, y tal y cual..."
y ahora decdirte que estando se acuerdo con todo lo que dices, noto algo de tristeza en tu comentario... las situaciones estan como estan... disfruta lo que puedas de tus hijos, ríete con ellos, hazles cómplices de todo lo que a ti te parezcva gracuioso.. bueno con tus hijos y con todas la personas que tengas alrededor... yo con mis hijos no puedo..( publico... oooooooooohhh), más que nada porque no los tengo( publico.... aaaaaaahhhhh!!), y si los tengo no los conozco( publico... papaaaaaaaaaa soy yooooo!!!!), pues eso que te eches unas risas... estoy yo pensando ... no serás del barça? te veo en cuesta abajo... hmmmm... pero yo tambien lo soy y parece que estoy de subidoooon!!!
BESOS Y ÁNIMOS DESDE LA DESIDIA DE MI TARBAJO ANIMADO CON CANCIONES GUITARRERAS CANTADAS POR RATAS(como diria mi madre!!!)
P.D. te agrego a mi blog para que conozcas a unos descerebraos!
Gracias a todos por vuestros comentarios. He estado desconectada durante bastantes días.
Luis, efectivamente es difícil encontrar el equilibrio y aún más difícil mantenerlo. Es precioso conocer gente, compartir y enriquecernos con diferentes puntos de vista y al mismo tiempo no engancharse a esto. Ahora mismo yo más bien estoy en el polo opuesto: me conecto poquísimo.
Gracias por tu comentario
Un beso
Tootels: hay momentos para todo no?? para el humor, para la trascendencia, para la tristeza, para la alegría. A veces me paso por tu blog, me encanta y bueno....también tengo mis momentos descerebraos, que es muy sano, aunque me cueste plasmarlo aquí... mira, tengo mis limitaciones!!!
Gracias!!! besitos
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