viernes, 22 de junio de 2007

Una de cal.....

Antes de ayer por la noche hablaba con un buen amigo mío y le comentaba que mi trabajo en la resi me está enseñando a confrontarme con la muerte, lo cual para mí significa aprender a disfrutar de cada minuto de mi vida, esté haciendo lo que esté haciendo, pues cada día, cuando salgo del trabajo, me viene el pensamiento de que no sé si al día siguiente faltará uno de los ancianos. Y claro, eso, aunque no me guste, es aplicable a mi vida privada. Nunca sabemos si es la última vez que vamos a ver a un ser querido, aunque demos por sentado que sí.

Al día siguiente, o sea ayer por la mañana, al llegar al curro, me encontré con la noticia de que uno de ellos, el más joven, el que nadie se esperaba, había muerto mientras desayunaba en un bar, camino de la residencia. No estaba interno, sino que acudía al centro de día y cada tarde volvía a dormir a su casa.

F. era un hombre con limitaciones cognitivas. Su madre falleció hace apenas dos años y él no había superado esa pérdida. Desde entonces vivía sólo y creo que en la resi encontró a muchas mamás que lo cuidábamos y nos ocupábamos de él. Suspiraba por tener una plaza de residente, poder venir a vivir ahí. Hizo la solicitud hace ya meses y dos días antes de morir, yo misma le anuncié que había sido aceptado. Se puso a llorar como un niño, abrazándome y dándome las gracias. Era su mayor deseo.

Tengo el alivio de que murió feliz por saber que ese deseo se iba a cumplir. Su muerte me ha impactado. Se estaba tomando una manzanilla y cayó fulminado. Esperaba otras muertes antes que la suya.

Y hoy hemos celebrado la verbena con los ancianos. Cena en el jardí, música, coca de San Juan, cava sin alcohol (para ellos, para nosotros con), petardos, bengalas, baile y hemos quemado un muñeco que hemos fabricado con ropa vieja que hemos rellenado con papel de diario. Al final, lo hemos tenido que apagar con el agua de la manguera. Ya me véis descalza, apagando el fuego cual bombero y mojando a mis compañeros, hasta que mi jefa me ha tomado el relevo y he acabado yo completamente empapada, de arriba a abajo, ante la mirada atónita y divertida de mis ancianitos.

Una de cal.... y otra de arena.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, espero que no vivas con esa preocupación, ya que puede ser la principal causa de que no disfrutes tu vida. Es muy tierno todo lo que has comentado. Yo creo que F. ha muerto feliz, porque llegó y cumplió su meta, ser aceptado...¡la gran cantidad de gente que muere y no ha podido cumplir ni un ápice de sus sueños!
Cada vez me gusta más el concepto de la muerte ya que hace que juguemos, que experimentemos, es una especia que da sabor a las vivencias. No todo es negativo.

A través del velo dijo...

A eso me refiero cuando digo que mi trabajo me está ayudando a confrontarme con la muerte: llego a la aceptación de que es una faceta ineludible de la vida. No es preocupación, es la confirmación de que vale la pena vivir intensamente. Me ha gustado tu frase: es una especia que da sabor a las vivencias.
Gracias Isaias, bienvenido a mi blog.

Mariano Zurdo dijo...

La vida es eso sin duda. Seríamos más felices si consiguiéramos aceptar la muerte como algo inseparable, pero no es sencillo.
Besitos.