Confesiones en la noche

Me he desvelado. Hace ya bastante rato que me había ido a dormir, cansada del día y de la semana. Incluso tenía y tengo un poco de dolor de cabeza por lo que he decidido retirarme.
¡No ha habido manera! en primer lugar porque en mi pueblo es fiesta mayor y además de petardos, oigo de fondo la música de un concierto al aire libre. Bueno...he pensado, creo que no será problema y lograré conciliar el sueño. Me he relajado, respirando profundamente y dejando que mi cuerpo se hundiera en el colchón que tengo sobre un tatami en el suelo, frente a la puerta ventana abierta que da a la terraza.

En plena relajación, mi gato Maia me ha saltado encima clavándome las garras para jugar. He pegado un bote que no veas, cabreada y, al mismo tiempo, mi otra gata, Scarlett, que no ha acabado de aceptar al nuevo miembro de la familia, ha pegado un bufido. Me he levantado de un salto, he pillado a Maia y lo he encerrado en el salón. He intentado volver a dormirme, pero ya no he podido. El coco se ha puesto a funcionar y he decidido venirme al ordenador y aquí me tenéis escribiendo desvelada por completo.

Mañana quiero levantarme temprano para irme con un amigo a un casita que tiene en la provincia de Tarragona, en un lugar tranquilo y mágico en el campo, cerca de la playa. La semana pasada ya estuvimos allí, celebrando la noche de San Juan.

Me siento confusa y confundida a ratos y eso es lo que me da vueltas la cabeza. Mi amigo es, en principio, sólo amigo, muy buen amigo, es cierto. Es un compañero de formación con el que nos hemos desnudado uno ante el otro en todos los sentidos de la palabra: física, psíquica y emocionalmente. Poco a poco se ha ido creando una confianza y una complicidad como nunca antes había tenido con nadie, un cariño, una ternura y sí, también mucho amor. Hemos tenido nuestras broncas y discusiones y hemos sabido resolverlas con sinceridad y honestidad.

No estamos enamorados el uno del otro, aunque hemos tenido contactos íntimos y sexuales. Eso podría ser la causa de la confusión, pero lo hemos hablado largamente y hemos seguido siendo amigos, definiendo claramente la relación que queremos tener y que no es la de pareja por ninguna de las dos partes.

Visto desde fuera, podría parecer que sí somos pareja, pues nos llamamos por teléfono varias veces por semana, nos vemos muy a menudo, hacemos muchas cosas juntos, tanto en temas profesionales como de diversión, de formación, largas charlas, muchos temas en común, intereses, aficiones, fines de semana, dormimos juntos, viajamos juntos...en fin, todo lo que suelen hacer las parejas. Pero no lo somos.... o sí? Hoy una amiga que nos conoce a los dos se reía cuando yo le decía que no se equivocara, que no estamos enamorados y que somos amigos, muy, muy amigos, pero nada más. Y ella me decía que vale, ok, si tú lo dices yo me lo creo, pero desde fuera es muy evidente lo que está pasando.

Y todo eso me da vueltas en la cabeza, más que nada porque hay otro hombre en mi vida, o mejor dicho en mi corazón, ya que en mi vida sólo está de vez en cuando, eso sí, desde hace casi 3 años. Una de esas relaciones intensas, apasionadas y también con mucha complicidad y confianza.... cuando nos vemos, porque lo que suele pasar es que tras los encuentros, perfectos, maravillosos, con todos los ingredientes para sentirme (sentirnos) de puta madre el uno con el otro, él suele desaparecer durante una temporada para reaparecer más adelante.

Y ya tengo el "colacao" (como dice mi querida amiga Iria) servido, en la batidora de la mente. Me doy cuenta de que me encantan las dos relaciones que tengo y de que, en realidad, me gustaría poder vivir con el "silencioso" lo que estoy viviendo con el "amigo"....aunque en realidad tampoco es así, porque cada uno de ellos es único e intransferible y sé que lo que vivo con uno no puedo vivirlo con el otro.... ni quiero en realidad...o sí.... jajajajaajja!! yo que sé!!! esa es mi confusión!!!

Vale, voy a intentar hacer callar al coco y simplemente vivir lo que se me presente a tope, con toda la intensidad y sin preguntarme nada, sin querer controlar o etiquetar las experiencias que tengo. Son lo que son y que más da si es relación de pareja o de amigos, si es regular u ocasional. Lo importante es vivirlas y disfrutarlas, sentir, sí, sentir y no pensar.

Además, las relaciones no tienen porque ser siempre iguales, tal como nos han hecho creer que tienen que ser, cortadas siempre por el mismo patrón. Una relación puede ser cómo cada uno de nosotros quiera que sea, siempre que haya mutuo acuerdo entre los interesados y puede ser de muchos tipos y de muchas maneras.

Parece ser que yo tengo una relación regular con un amigo-amante esporádico y una relación esporádica con un amante-amigo irregular.

Si alguien lo entiende que me lo explique!!!!